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Los cinco ‘leaks’ más comunes en las mesas de cash

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En el mundo del poker se define como ‘leak’ a los aspectos en los que el poker de un jugador falla, y cuya existencia repercute a la larga de forma negativa en las posibles ganancias potenciales del mismo. En muchas ocasiones, estos ‘errores’ pasan completamente desapercibidos para los propios jugadores, por lo que darse cuenta de ello no es nada sencillo. Cuantos menos ‘leaks’ tenga un jugador, menos dinero perderán a la larga y más fuerte será en las mesas.

Dicho esto, vamos a hacer un pequeño resumen sobre los cinco ‘leaks’ más explotables en una mesa de cash:

1-. Jugar débil y pasivo:

Los jugadores pasivos y débiles deberí­an de ser uno de los principales objetivos de cualquier jugador que se precie un mí­nimo. Su estilo carece de originalidad e imaginación, apuestan cuando llevan y abandonan cuando no llevan, por lo que es bastante sencillo realizar una lectura acerca de su mano. No ejecutarán casi nunca un farol o un semi-farol y si en algún momento deciden resubir una mano lo más problable es que lleven una jugada cercana a las nuts. Además cada vez que conectes una mano fuerte contra un jugador débil y pasivo solo debes preocuparte de manejar correctamente los tamaños de apuestas para conseguir quedarte con todo su stack, ya que dificí­lmente abandonaran una mano con top pair. Para que esto ocurra hay que mantenerse activo y agresivo (que no loco) en la mesa, de tal forma que cuando liguen algo no quieran abandonar la mano debido a la frustración que supone no conectar jugada la mayorí­a de las veces.

2-. Fallo en los patrones de apuestas:

Controlar el tamaño de las apuestas es algo vital en el poker, sobre todo en No Limit Hold’em. La intención siempre será conseguir nuestro objetivo mediante la apuesta justa, ni muy grande, ni muy pequeña. Por ejemplo, cuando queramos realizar un farol, la apuesta deberá ser lo más pequeña posible siempre que induzca a nuestro rival a foldear, mientras que si lo que deseamos es sacar valor de una mano fuerte, la apuesta deberá ser lo más grande posible, siempre que estemos seguros de que nuestro rivald pagará. Además es conveniente que seamos capaces de mezclar estas dos ví­as aleatoriamente, de forma que nuestro adversario no pueda tener una lectura clara de nuestro juego. Es evidente que si siempre apostamos medio bote cuando tenemos una mano fortí­sima y un tercio del bote cuando estamos ejecutando un farol pronto seremos una presa fácil para el resto de la mesa.

Con respecto a este punto, es interesante saber ni nuestros oponentes son lo suficientemente espabilados como para establecer una relación entre las apuestas y el bote existente, ya que de no ser así­, las apuestas podrán exagerarse mucho más.

3-. Incapacidad de cambiar de marchas:

Ser capaz de variar tu tendencia en la mesa a tu antojo, mezclando tramos de sesión en los que te muestras más agresivo jugando un rango de manos más amplio con otros tramos en los que reduces tu rango, jugando más cerrado, provocará que que tus rivales no sepan contra que rango se enfrentan en cada momento, lo que desembocará en errores que significarán ganancias a largo plazo para ti. En contraposición, no ser capaz de cambiar de marchas te convertirá en un jugador plano y muy previsible, caracterí­sticas que repercutirán negativamente en tus ganancias.

4-. Sucumbir a las distracciones externas:

El poker es en esencia un juego mental, y como tal, la concentración es uno de los pilares más importantes a la hora de sentarse en una mesa. En una mesa de poker es relativamente fácil distraerse ya que hay muchas cosas alrededor, así­ como muchas conversaciones a la vez, sin embargo hay que ser conscientes de que la distracción nos impide sacar el máximo rendimiento de nuestra capacidad de observación,algo que nos impedirá analizar correctamente a nuestro rivales, reduciendo así­ nuestras ganancias potenciales.

5-. Dar demasiada información gratuita:

Nuestras caracterí­sticas como jugador son nuestra arma de combate contra nuestros rivales. Desvelarlas supone darle una ventaja a nuestro adversario que nos costará dinero. En ocasiones no hay ninguna solución y estamos obligados a enseñar nuestra mano descubriendo así­ cómo la hemos jugado. Sin embargo, no debemos caer en la tentación de hablar de estrategia con nuestros rivales en la mesa, ya que por cada palabra que pronunciamos su capacidad de leernos aumenta, con lo que una relativa ventaja inicial puede verse reducida prácticamente a la nada. Esto no es contrario a mantener una actitud positiva y amable en la mesa, no hablar sobre como jugarí­as o dejarí­as de jugar una mano no te convierte en un ser arisco y déspota.

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