A principios de febrero, la máquina tragaperras «Milliionaire’s Island» entregó un jackpot millonario en PokerStars Casino. El ganador fue un jugador uruguayo, «LuisCancelaU», que se gastó 1$ en una tirada y recibió nada menos que 1.517.303$.
Ni corto ni perezoso, Luis se dio el gusto de invertir un porcentaje ínfimo de las ganancias en uno de sus hobbys, el poker. ¿Y qué mejor capricho darse que medirse a los mejores jugadores de cash del mundo en las high stakes?
«LuisCancelaU» juega torneos en PokerStars desde hace ocho años, aunque no recuerda un año en positivo. Es un estudiante universitario de 26 años del que no debemos preocuparnos demaasiado. No parece que se vaya a repetir con él ninguna de las historias de ganadores del Sunday Million o de algún torneo gordo de las WCOOP que se dejan todo el dinero gambleando a lo loco en mesas muy alejadas de su nivel.
En este caso, Luis se pasó un rato en las mesas de 50$/100$, dándose el gustazo de 4betearle en frío el stack completo a jugadores como «Otb_RedBaron». «Katya_18» o «mexican222», unos pocos afortunados que cogieron sitio antes de que las listas de espera alcanzaran los dobles dígitos, como hacía años que no se veía en el lobby.
Uno de los que consiguieron compartir mesa con el millonario de las tragaperras fue Héctor Álvarez «TUTI88». El asturiano sacó muy buen rendimiento de la sesión, cerrando unas ganancias de casi 100.000$, que más que de la ballena uruguaya -que solo perdió unos 30.000$- provinieron del ambientazo que se formó a su alrededor.
Seguro que ahora mismo hay algún grinder que otro montando guardia por si este chico se vuelve a dejar ver por las mesas, pero su perfil no es el del prototípico cabeza loca. Al menos, las palabras que les ofreció a nuestros compañeros de Código Poker no lo hacen parecer así.
«No soy una persona a la que le guste vivir una vida lujosa, me encantan las cosas sencillas de la vida: un asado con amigos, mi novia y mi familia, un partido de fútbol… Esas son las cosas que me llenan. Se lo mostré a mi hermano y lloramos y nos abrazamos, pero no por el dinero, sino porque ahora podremos darle algo a nuestros padres que han luchado tanto por nosotros».
