El sector del juego online está pendiente de la posible unión de varios de los mayores colosos de la industria.. En este particular baile, la dama a cortejar es Amaya, empresa propietaria de PokerStars y todas sus ramificaciones en apuestas deportivas y fantasy sports. Los galanes, según indica Reuters, fuente original de la noticia, son William Hill y GVC.
El origen de las conversaciones sobre una fusión o compra de Amaya se sitúa en febrero de este año. David Baazov, antiguo propietario de Amaya, se apartó de sus cargos en la directiva de la compañía, a raíz del inicio de las actuaciones judiciales que investigan el posible uso de información privilegiada para beneficio propio y de otros.
Baazov se resistió a su desvinculación de Amaya e hizo pública la intención de adquirir la mayoría de las acciones de la compañía a 21 céntimos la acción, un premium de más del 30% para los inversores según el valor de las acciones en aquel momento. La junta directiva de Amaya se vio obligada a crear una comisión para estudiar la oferta, lo que a la vez obligaba a explorar cualquier otra vía que fuera aún más provechosa para los poseedores de acciones de la compañía.
Citando a fuentes anónimas, Reuters señala a varias compañías del sector interesadas en explorar una fusión, y de paso, confirma que la tentativa de adquisición de Baazov nunca llegó a concretarse en una oferta en firme. Esto provocó una respuesta oficial, en la que Amaya admite las conversaciones con la casa de apuestas británica William Hill, en un tono que parece indicar un avanzado estado de negociación.
Amaya ha venido revisando sus alternativas estratégicas desde febrero de 2016. En los pasados meses, la junta de William Hill ha evaluado opciones para acelerar su estrategia de diversificación por medio del crecimiento de sus negocios digitales e internacionales.
La potencial fusión sería consistente con los objetivos estratégicos de ambos, William Hill y Amaya, y crearía un claro líder internacional en poker, apuestas y casinos online.
La nota no hace referencia a GVC, la otra gran empresa supuestamente interesada en hacerse con Amaya. GVC aún está terminando de reestructurarse tras la adquisición de bwin.party, una operación de más de mil millones de dólares.
La ausencia en la declaración oficial y la amortización de la deuda creada por la compra de bwin.party colocan a GVC en un segundo plano. La reacción de los mercados a la publicación de Reuters ha sido inmediata, y se ha suspendido la cotización de las acciones de Amaya tras una efervescente subida de más del 9%, que ha colocado el valor de la compañía de nuevo por encima de los 3.000 millones de dólares, dos céntimos por acción más que el precio tentativo fijado por Baazov en un principio.
La confirmación de las conversaciones con William Hill y la asunción de un interés común por parte de Amaya pone a William Hill en primera línea de salida de la carrera por el dominio del sector del juego online, un puesto que la compañía británica lleva intentando asegurar más de un año. El interés por Amaya llega después de un inconcluyente tira y afloja con 888Poker durante el pasado año. La multinacional de origen israelí rechazó un intento de adquisición al considerar el precio demasiado bajo y luego, a su vez, exploró la posibilidad de ejecutar una compra hostil de William Hill junto al grupo Rank. desarticulada por la junta directiva del grupo británico.
A la espera de una respuesta oficial de GVC, que aún no se ha producido, hay que dar por buena la posibilidad de una combinación de William Hill y Amaya, en porcentajes que aún se desconocen y que el Wall Street Journal considera que tomará la forma de una «fusión entre iguales». Los accionistas de cada compañía cederán sus títulos y recibirán una compensación en forma de valores de la nueva multinacional resultante.
El único factor negativo que afecta a una posible fusión de William Hill y Amaya es la situación de interinidad en la primera. Amaya terminó de cicatrizar la herida dejada tras la salida de Baazov cofirmando oficialmente el nobramiento de Rafi Ashkenazi como director ejecutivo, pero aún se está a la espera de una resolución similar en el caso del CEO interino de William Hill Philip Bowcock. que ocupa temporalmente el lugar que dejó vacante James Henderson el pasado julio.