En Italia, cada vez son más los que piensan que el Decreto Dignití , que va a prohibir la publicidad del juego, es un completo despropósito, que deja a las claras la incapacidad del ministro Luigi Di Maio, titular de la cartera de Trabajo y Actividades Productivas y principal promotor de la citada medida.
En los últimos días, distintos colectivos se han unido a la «oposición», que hasta ahora lideraban, de cara a la opinión pública, los operadores legales, los medios especializados y los jugadores.
La diferencias han aparecido incluso en el seno del gobierno Conte. Los técnicos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de Italia se han manifestado claramente en contra de la prohibición. Para ellos, la medida perjudica al juego online legal y favorece claramente a los operadores ilegales: «La publicidad y la esponsorización del juego online representan para los operadores legales el único modo de darse a conocer a los jugadores y la forma de distinguirse de los ilegales; ambas contribuyen a que los usuarios pasen del juego ilegal al legal«.
Los técnicos han afirmado que la prohibición de la publicidad penaliza solo al juego online, dejando casi al margen al lobby del juego de azar presencial, que, según diferentes estudios, es el principal responsable del juego patológico en Italia. El decreto consolida la posición dominante del mercado terrestre, en perjuicio de la libre competencia, y creando discriminaciones de todo tipo.
Por otra parte, los técnicos del MEF también han analizado las consecuencias económicas de la prohibición para las arcas del Estado. Según ellos, la Hacienda italiana dejará de percibir 10.000 millones de euros en concepto de impuestos. Y, además, el gobierno tendrá que hacer frente a numerosos pleitos iniciados por los operadores legales, que reclamarán daños y perjuicios por valor de millones de euros…
Los técnicos del Ministerio de Economía y Finanzas también han señalado que la decisión de Di Maio es contraria a las recomendaciones europeas: «La Comisión de la UE recomienda la publicidad para llevar a los consumidores a la oferta controlada«. Y han insistido en el tema escribiendo: «La Comisión Europea ha recomendado a los países miembros una regulación de la publicidad que permita canalizar a los consumidores a las redes de juego controladas y ha afirmado que las comunicaciones comerciales sobre los servicios de juego online puedan desempeñar un rol importante a la hora de guiar a los jugadores hacia una oferta permitida y controlada«. En pocas palabras, la Comisión Europea recomienda la reglamentación, pero no la prohibición.
Por otra parte, no solo se han manifestado en contra de la prohibición los técnicos del MEF. Los del Observatorio Legislativo y Parlamentario de la Cámara y los del Servicio de Estudios del Parlamento se han posicionado en la misma línea. Ambos plantean la necesidad de estudiar el impacto de la prohibición, manteniendo hasta entonces la normativa vigente.
La oposición al Decreto Dignití es un clamor. Ya no son solo los operadores, los medios especializados y los propios jugadores los que se oponen a su puesta en vigor. Ahora son los propios técnicos del Ministerio de Economía y Finanzas y de un par de organismos del Parlamento los que están señalando los efectos nocivos que tendría su implantación. E incluso la Serie A del Calcio ha emitido un comunicado expresando su extrema preocupación por la puesta en vigor de la prohibición. En la Primera División del fútbol italiano, 12 de los 20 equipos que la forman tienen acuerdos de patrocinio con operadores del juego online. Entre ellos, se encuentan escuadras que juegan en competiciones europeas como la Juve de Cristiano Ronaldo, el Milan o la Roma. La puesta en vigor de la prohibición podría suponer la pérdida de un total de 700 millones de euros, que es la cantidad que reciben anualmente de los operadores legales en concepto de publicidad y esponsorización.
Luigi Di Maio es «don erre que erre«. Hace un par de días tuvo una aparición «estelar» en un debate organizado por el canal de televisión La7, en el que hizo gala de su falta de conocimiento del tema y de su cabezonería. De momento, «no es no».
