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CEP Madrid: ¿Foldearías top pair con segundo kicker y gutshot?

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Mi segundo CEP terminó bastante más rápido que el primero en Barcelona donde conseguí­ entrar en los premios. El nivel 5 marcó mi despedida del torneo con una mano a la que le he dado muchas, pero que muchas vueltas, sin llegar a una conclusión evidente. Pero vamos paso a paso.

El viernes aterrizo en el Casino Gran Madrid para jugar el satélite del torneo. Lo de pagar la inscripción del CEP no entra en mis planes y mucho menos en mi banca pero el torneo era una buena excusa para hacer una visita a la ciudad y conocer la nueva poker room del casino de Torrelodones.

La primera sensación que me produjo la sala fue que me pareció más pequeña de lo que imaginaba. Aparte del espacio que ocupaban las mesas de cash en la entrada de la poker room (debí­an ser unas ocho), en la sala circular se habilitaron 25 mesas para el torneo. No cabí­an muchas más, por no decir que ninguna. Las 250 plazas se quedaron cortas y ese número se antoja más bien escaso para el potencial presente y futuro que se le supone al póquer. Quizás el casino tenga previsto, para eventos futuros, extender la zona de juego a otros espacios del local como la sala Mandalay (donde hasta ahora se realizaban los torneos) con el fin de aumentar las plazas disponibles; o quizás no. Desde luego, aspirar a albergar un evento internacional, tipo EPT, parece complicado si el lí­mite de jugadores por jornada se queda en 250, máxime habiendo demostrado el Casino de Barcelona poder dar cabida a 400 jugadores con garantí­as. En todo caso, la gran noticia es que el póquer sigue creciendo en España, y las infraestructura continúan mejorando.

Entramos en la acción de un satélite con más de 170 jugadores y lista de espera. En mi mesa conozco a un par de jugadores. A mi izquierda Chema Felices, reciente ganador del CEP de Badajoz y con el que ya compartí­ tapete en el satélite de Barcelona. Unos cuantos puestos a mi derecha está Roberto Ordóñez, al que conozco de la mesa final en un torneo de la Liga Comar en León. Empezamos con 1000 puntos (en el satélite de Barcelona fueron 2000) y las tortas parecen garantizadas. Un jugador hace cinco o seis rebuys para salir eliminado al comienzo del freezout. El resto se lo toma con más calma. Por mi parte, necesito una mano y un spot con ciertas garantí­as para doblarme y esta no llega hasta la penúltima mano antes de que finalice el periodo de recompras.

En un family pot limpeado, el flop me da proyecto de color y de escalera a dos puntas. Envido y pagan dos jugadores. Consigo el color y me triplico. Se acaban las recompras y el add-on de 2.000 puntos es casi obligatorio. Al igual que en Barcelona, no he hecho ningún rebuy. En mi mesa las cartas buenas brillan por su ausencia. Nadie parece moverse y la burbuja se va acercando lenta, lentí­simamente. Creo que todos los de la mesa estuvimos por debajo de la media casi todo el satélite. Con ese panorama, cuando faltaban seis o siete jugadores para romper la burbuja no quedaba otro remedio que intentar aprovechar el miedo a la eliminación. Creo que hice cinco all-ins en ocho manos, llevándome las ciegas y antes y consiguiendo ganar un bote que me pagaron. Un jugador de mi mesa se queda con el último puesto sin premio. Primera misión cumplida.

El sábado comienza el torneo con 250 jugadores y ambiente de gala. En mi mesa, de nuevo Roberto Ordóñez, justo a mi izquierda, y Ángel Manso dos puestos más adelante. A mi derecha un caballero que va a jugar el 80% de las manos, casi siempre limpeando.

Se inician las hostilidades. En un board con 8-Q-8-Q-x creo que mi as puede ser suficiente para, al menos, repartir el bote con Roberto que ha pagado mi apuesta en el turn y en el river, pero su 8 me deja con 11k de los 15k iniciales. Fallo.

Me pongo en 14k llevándome algunos botes. Con AK, subo preflop y pagan dos. Flop seco y todos chequeamos. El turn trae un as y apuesto para recibir el call de los dos jugadores. El river trae un tercer trébol a la mesa. A mi derecha, el hombre que limpea todo apuesta 4.000 puntos. Estoy casi convencido de que puede haber conseguido su proyecto –con suited jugarí­a seguro– y que el otro jugador no pagarí­a con menos de AK. Repartir el bote en el mejor de los casos me parece poco conveniente y foldeo la mano. Mi lectura es buena y el-hombre-que-limpea-todo se lleva la mano con su flush. Vuelvo a bajar a 10k. De nuevo, remando consigo ponerme en 14k sin llegar a showdowns y creándome una imagen más o menos agresiva subiendo preflop todas las manos en las que entro. En este momento llega la mano de mi eliminación.

Nivel 5. Ciegas 150/300. Un jugador en primeras posiciones sube a 900. La imagen que tengo de él es de jugador serio. Limpeo con KQ y el resto de la mesa se retira. Flop K 10 9 rainbow. Con 2.250 puntos en el bote, dispara 2.800 dejándose detrás unos 15k. Toca pensar y este es mi razonamiento.

Tengo top pair, segundo mejor kicker y proyecto de escalera interna; no está mal pero ¿qué puede tener el villano? Por la imagen que tengo de él, su subida en primeras posiciones y la apuesta que me hace le voy a poner en TT+, AK. Su overbet en el flop me dice que me quiere fuera de la mano ahí­ mismo y por ello, puestos a descartar, descarto 99, TT y KK. Creo que no lo jugarí­a así­. Me quedo con cuatro posibles manos; AA, QQ, JJ y la peor de las opciones para mí­: AK. Hay que tomar una decisión y como siempre tres opciones.

  • Call. Puedo pagar y jugar a la loterí­a esperando que mejore mi mano para foldear si hay una apuesta en el turn y no he conseguido mi carta, pero la probable opción del call-fold no me gusta nada, aparte de que estoy fuera de odds absolutamente.
  • Raise. Si decido subir el raise mí­nimo serí­an unos 6000, creando un bote de 11k (17k si paga) y dejándome detrás 7k y demasiado comprometido con el bote. Suena ridí­culo meter esa cantidad en el bote para tirarse después, así­ que si subo será all-in por 13k intentado aprovechar algo de mi fold equity. Si tiene AK y paga -que seguro que lo hace- estoy casi perdido y rezando por mis cuatro outs de las jotas que me dan la escalera o las tres Q para dobles. Si tiene QQ o JJ foldeará o pagará (tengo imagen más o menos agresiva) y seré un gran favorito. Si tiene AA tendré aún 9 outs para salvarme; cuatro jotas, tres damas y dos reyes. De cuatro posibles manos, gano a dos, pierdo con una y con otra estoy en un 65-35.
  • Fold. ¿Se puede tirar en el flop top pair, segundo kicker y gutshot? Supongo que sí­ pero todaví­a no he llegado a esos niveles de juego y/o adivinación.

Llegados a este punto pienso que, según la experiencia del CEP de Barcelona, la estructura del torneo y la mesa en la que estoy, serí­a importantí­simo empezar a acumular fichas. Lanzo la de Matador al centro de la mesa y el señor villano dice «Pues tengo que pagar». Enseña AA. Mis nueve outs no aparecen por ningún sitio y me voy del torneo.

Echemos un vistazo a las calculadoras en busca de algo de luz.

Poker Stove dice que mi mano contra el rango de manos que le presumo está muy ligeramente por delante 51,4/48,5; es decir, un flip efectivo. Si a su rango le añado la posibilidad de que haya ligado los sets de 9, T y K se queda en 43/57. Esto es más o menos lo que yo imaginaba.

En aquel momento pienso que me he equivocado. El señor villano me dice que me he equivocado y parece haber un consenso al respecto en la mesa. Después de darle muchas vueltas, yo no lo tengo tan claro. ¿Era el call la opción? ¿Debí­a haber tirado mis cartas ante su apuesta en el flop? ¿Fold preflop… o tal vez 3-bet y fold ante el all-in? Se aceptan sugerencias.