El pasado Viernes por la noche, en medio del torneo de La Toja, me dijo Arturo … «malas noticias Juan, acaban de encontrar muerto a Andrés Montes en su casa de Madrid». Es de estas noticias que nunca llegan en buen momento y te dejan sin palabras, o mejor dicho, con pocas pero del tipo «hostia puta no puede ser».
Hacía poco tiempo que había estado con él en La Coruña y recuerdo que me dijo que estaba bastante jodido físicamente, pero después de disfrutar de unos buenos productos gallegos y cubanos, no me imaginaba que tanto.
Conocí a Andrés a finales de los 80 cuando él estaba con José María García en Antena 3 Radio y yo jugaba en el BBV Villaba de Madrid. Desde entonces, y hasta hace poco, mi único contacto con él fue a través de sus retransmisiones deportivas. Sobre todo las de la NBA en el Canal Plus y de la selección de basket en La Sexta. Como no soy «futbolero», la verdad es que no le seguí mucho cuando se pasó al fútbol, aunque sé que para él supuso el salto de ser popular a serlo tremendamente.
En el Canal Plus hizo un tándem extraordinario con Antoni Daimiel durante 10 temporadas y sus ocurrencias hicieron mucho más entretenidos todos los partidos, en especial los televisados a altas horas de la madrugada cuando se luchaba contra el sueño. Con él vivimos, entre otros muchos grandes momentos, el sexto anillo de Jordan con los Bulls, el primero de O’Neal y Kobe en L.A, el primero de Ginobili en San Antonio, nuestro oro en el Mundial de Japón, nuestra medalla de plata en Las Olimpiadas de Pekin y nuestro oro en el Europeo de Polonia. Qué cantidad de momentos inolvidables acompañados por «ratatatatás» interminables y «triiiiiiiiiiiiiples» que parecían que valían por 4.
Siempre recordaremos frases suyas como … «¿porqué todos los jugones sonríen igual?, viviendo la magia del basket o la vida puede ser maravillosa». O aquellas expresiones… «se dejaba llevar, artículo 34, pincho de merluza, curso baloncestístico, churro de bonilla, Wilma abre la puerta o el club de los Gepeto Brothers. Para los que no recuerden sus significados, los podrán encontrar en uno de sus legados, el «diccionario de Andrés Montes«, donde también se pueden encontrar las identidades de todos los motes NBA que dio y que ya se han convertido en clásicos… Cruela de Vil, Wyatt Earp, chocolate blanco, el delineante, Galicia calidade, Vitorio Gassman, Twister O’Neal y un larguísimo etc.
Muchos ya os lo imaginásteis en su momento, pero el nombre de nuestra «Liga del Jugón» salió de su popular grito «JUGÓN». Esto se lo comenté cuando nos vimos en La Coruña este verano. Me había llamado para preguntarme por una sala de poker que le había hecho una oferta para ser su imagen en España. Al final no se cerró el acuerdo, pero esa llamada sirvió vernos al poco tiempo y para mantener contactos posteriores por su interés por iniciarse en el poker online. Según me reconoció, era un desastre con los ordenadores y le venía bien una ayuda en sus primeros pasos para abrir cuentas, etc. Al final no le dio tiempo estrenarse en nuestra/suya Liga del Jugón, pero sin duda este nombre será un permanente homenaje al que fue el padre de todos los jugones.
Yo era un admirador del trabajo de Andrés desde su época en el Canal Plus, así que os imaginaréis lo que significó para mi su llamada y esos encuentros en La Coruña. No hubo lugar para «tiempos muertos», cuando no lo abrasaba yo a preguntas sobre sus preferencias, anécdotas, rumores, relaciones con Daimiel, Salinas o Iturriaga, me preguntaba él sobre salas de poker, probabilidades, métodos de depósito etc.
Su particular estilo no dejaba indiferente a nadie, y como todos los grandes cracks, Andrés no sólo tuvo admiradores, pero la existencia de sus detractores no hacen más que agrandar su persona y personaje.
Tanto su apariencia con sus pajaritas y gafas tan personales, como su estilo arriesgado y apasionado lo harán inolvidable para muchos aficionados al basket, entre los que me incluyo.
Gracias por todos los buenos momentos Andrés y hasta siempre.
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