Los ballers del poker nunca dejarán de sorprenderme.
Cuando veo alguna de sus locuras o alguno de sus lujos siempre pienso: «Esto es insuperable». Pero no hacen más que callarme la boca.
La última maravilla que ha llegado a mi ordenador ha sido una historia que desconocía, del año 2010 y protagonizada por Antonio Esfandiari y Dan Bilzerian.
Se ve que, aburrido durante una fiesta en Las Vegas, Antonio decidió ponerse un chaleco antibalas y pidió a su colega que le disparase con una de sus muchas armas de fuego. Como no podía ser de otra forma, Dan aceptó.
Bilzerian no se lo pensó. Le entregó el chaleco, cogió una de las mejores semiautomáticas de su extenso repertorio y, tras el miedo previo de Esfandiari, disparó.
Por suerte, el chaleco no falló y todo quedó en una mera diversión, para éxtasis total de «The Magician».
Lo sé. Esta historia suena a batallita de ricos, a la típica leyenda urbana que se moldea a medida que va de boca en boca. Pero por suerte, uno de los testigos del momento hizo un favor a la humanidad al grabarlo, moverlo por internet y conseguir que terminase en YouTube. Aquí lo tenéis:
En una reciente entrevista durante el podcast de Joe Ingram, Esfandiari reconoció que el disparo de Bilzerian fue «uno de los momentos más emocionantes» de su vida.
«Dan cogió el chaleco antibalas, lo puso en el suelo y le disparó. A mí me pareció una pérdida de dinero, por lo que pensé: ¿Por qué no ponérmelo y recibir un disparo?», aseguró el californiano.
Incomprensiblemente, este vídeo ha tardado demasiados años en hacerse famoso.