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Las emociones del poker

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Alguien dijo una vez, «gasté la mitad de mi fortuna en mujeres, alcohol y el poker; la otra mitad, simplemente la malgasté».

Hola amigos, soy Pepí­n Marchena, y como la mayorí­a de ustedes un jugador de poker empedernido y un perdedor nato. De hecho, llevo diez años jugando y sigo en la fase de quedarme en paz con las pérdidas, ardua tarea la mí­a; creo que necesitaré al menos diez años más para cumplir con mi cometido, si no pierdo antes los calzoncillos claro.

He pasado creo, por casi todas las fases de jugador que existen (y digo casi porque aun me falta la última), y en cada una de ellas he experimentado emociones distintas, unas mejores y otras peores, unas positivas y otras negativas, unas lucrativas y otras destructivas; es decir, la una no puede ir sin la otra y si escucháis a un jugador decir lo contrario, miente descaradamente.

De mi experiencia he sacado algo positivo, he conocido las emociones del poker en las distintas fases como jugador y analizándolas he aprendido de ellas y eso me ha permitido conocerme mejor a mí­ mismo y a los demás. Pues de eso os quiero hablar, amigos pokeros, de las emociones y de cómo afecta eso en tu vida cotidiana, con tu familia, tus amigos, tu pareja, en definitiva con tu entorno más cercano.

No quiero seguir con este articulo sin antes mencionar a la persona que en mi opinión sabe más de emociones como jugador y como persona que nadie en el mundo, el gran Paco Pineda, un gran amigo que pese a las desavenencias y reveses de la vida siempre tiene una palabra, una sonrisa, o un gesto amable para todo el mundo. (Gracias Paco por ser mi amigo). Sé que Paco ha dado alguna conferencia sobre este tema y seguro que en muchos aspectos me dará la razón.

Existen 4 fases en la etapa de un jugador (así­ lo veo yo claro), y en cada fase adquieres un nivel de aprendizaje, si sabes cuál es tu nivel te permitirá minimizar tus perdidas o incluso obtener ganancias si elijes las mesas adecuadas. Deja tu ego a un lado y reconoce cuál es tu estatus como jugador, tu vida será mucho más lucrativa.

Fase 1ª. La felicidad y la ignorancia.

Es sin duda, la fase más bonita de un jugador; no entiendes de probabilidades, estadí­sticas, outs, porcentajes, etc.; solo sabes que tu mano es ganadora si salen las tuyas (o eso crees). Tienes dinero en ese momento para jugar al poker y lo afrontas con total confianza; pagas apuestas desorbitadas a escalera tripona, color «rune rune», tercera carta de mesa y cuando salen te da igual los comentarios de otros jugadores, has ganado y punto. No eres un jugador habitual, juegas cuando puedes y generalmente no afecta a tu entorno ni a tu vida cotidiana.

Un buen dí­a, empiezas a preguntarte por qué un jugador te ha pagado una apuesta con segunda pareja de mesa cuando ha salido el As y apostaste fuerte; por qué hay dí­as que ganas y la mayorí­a de dí­as pierdes cuando otros mantienen sus ganancias regularmente. Empiezas a notar que los jugadores más experimentados cambian su forma de jugar cuando se enfrentan a ti, se vuelven más agresivos y se tiran de manos buenas cuando tútienes un monstruo de mano. ¿Cómo lo saben?, no aposté fuerte, parece que me ven las cartas.

Empiezas a darte cuenta que hay algo más que tus propias cartas y buscas respuestas en foros y artí­culos por internet, preguntas a los «amigos» pokeros y después de darle vueltas al asunto te compras un libro básico sobre estrategia con el señor Negreanu en su portada. Lo siento amigo, estás intoxicado, el veneno del poker corre ya por tus venas.

En esta fase adquieres el nivel 1, que es, saber qué llevas tú, ¿fácil verdad? Solo tienes que mirar tus cartas y sabrás el potencial de tu mano.

En este nivel te encontraras al 30% de los jugadores.

Fase 2ª el miedo y la inseguridad.

Ya tengo una leve idea sobre estrategia, sobre todo en torneos pues en cash sigo perdiendo como un bellaco. Comparto mis experiencias y sabidurí­as con mis amigos, comento manos con otros jugadores; incluso me permito criticar algunas de ellas. He aprendido las apuestas lógicas, 3bet, 4bet, tamaño del bote, incluso acierto a veces la mano de mi contrario. Pero…. Sigo sin ganar, ¿Por qué? Hago todo bien o eso creo, bueno de vez en cuando (más vez que cuando) se me va la olla y pierdo todas mis fichas.

He llegado a la conclusión de que soy un buen jugador, lo que pasa es que tengo mala suerte. Lo comentas con otros jugadores y te alivian dándote palmaditas en la espalda y dándote la razón como a los tontos, porque eso es lo que eres, un tonto de capirote que no tiene ni puñetera idea de cómo jugar al poker.

El poker empieza a afectarte en tu vida cotidiana, tu entorno más cercano se hace eco de tu estado de ánimo sobre todo después de una mala sesión, te advierten de lo peligroso que es lo que estas haciendo y te das cuenta de que tu relación, sea tu mujer, marido, novia, novio, hermanos o amigos está en la cuerda floja. Joderr, otra mala sesión, voy a dejarlo definitivamente, pero recuerda, estás intoxicado y al contrario que otras drogas el mono empieza a partir de las 48 horas de dejarlo.

Estás de capa caí­da y decides dejarlo definitivamente, ya no es divertido jugar, haces cálculo de tus perdidas y piensas que podrí­as haberte comprado un coche nuevo y no tener que andar con la tartana esa. Tu familia empieza a juzgarte, tu pareja está siempre de morros, tus amigos te critican a tus espaldas, empiezas a justificarte y a maldecir tu mala suerte, todo va mal y no encuentras nada que te dé esperanza y cuando lo das todo por perdido «Eureka» un amigo y gran jugador de poker se apiada de ti y te llama… ven para acá jugador de pacotilla, que ter voy a poner las pilas.

Por fin un poco de luz al final del túnel, empiezas a entender que la suerte no influye a largo plazo en el poker, solo las malas jugadas y las apuestas ilógicas lo hacen, tus perdidas ya no son tan cuantiosas y tu amigo te presta un libro buení­simo de un tí­o en la portada con un sombrero de cowboy que se hace llamar Doyle Brunson.

En esta fase adquieres el nivel 2, que es, saber qué lleva tu contrincante. Realmente no es muy difí­cil saber la mano de tu oponente, solo debes estudiarlo un poco, cuándo sube la mano (posición), qué cantidad sube (pila de fichas), qué mano llevaba, y así­ ponerlo en un rango de manos aproximado pues la mayorí­a de jugadores tienden a robotizar las jugadas. No siempre acertarás claro, pero te aproximarás bastante.

En este nivel te encontrarás al 40% de los jugadores.

Fase 3ª. La ansiedad y la resignación.

Esta es la fase más complicada para los jugadores. Realmente no sabes dónde estás, a veces te aburres como una ostra en mesas con poca acción de jugadores roca y otras veces la mesa es demasiado agresiva y loca para tu forma de jugar. Es difí­cil elegir dónde y cuándo jugar y además tu nivel de juego no lo tienes muy claro.

Empiezas a experimentar malas rachas y no tienes claro cómo gestionarlas. Te das cuenta que jugando bien no se gana tanto, no pagas apuestas desorbitadas pues las probabilidades están en tu contra y sabes que a la larga te harán perder mucho, tienes que pensar en el «poco a poco» y tu ansiedad te traiciona a veces.

Tu forma de jugar es muy obvia para otros jugadores y tienes que cambiar a menudo de estrategia y de escenario con el cansancio fí­sico y mental que eso conlleva.

En este momento el poker ha hecho de ti una forma de vida, tu entorno más cercano, aunque sigue sin aprobarlo lo acepta con resignación, no vives del poker pero por lo menos no afecta tanto a tu economí­a (salvo excepciones claro).

Ya no juegas solo con tus cartas; la psicologí­a, la estrategia, los tells de otros jugadores, son armas poderosas que añades a tu forma de jugar. Aprendes que a cada jugador hay que jugarle de distinta forma dependiendo de la lectura que hagas de él.

Tu mentalidad ha cambiado; ahora juegas para ganar y no para pasar el rato. Si la mesa no te interesa te levantas y te vas. No te afecta tanto cuando te hacen un butrón ni recriminas a un jugador mediocre que te ha pagado una apuesta ilógica que perdiste con un 80% a tu favor pues sabes que ese jugador tiene en la frente un pagaré a corto tiempo con tu nombre.

Generalmente tienes muchos altibajos; a veces decides dejarlo pues no es tan bonito como creí­as. La soledad de la noche suele ser tu fiel compañera e incluso echas de menos el calor de los tuyos y las cosas cotidianas que solí­as hacer antes de ser jugador. Pero recuerda, estás intoxicado y aún no han inventado el antí­doto que cure este mal.

En esta fase adquieres el nivel 3, que es, saber qué piensa tu contrincante que llevas tú. No es fácil; tienes que hacer que tu contrincante piense lo contrario de lo que realmente llevas. Si llevas un monstruo de mano, tienes que hacer que crea que llevas una mano mediocre y viceversa.

Ejemplo: tienes JTo y pagas una apuesta preflop a un jugador que solo sube con manos Premium, el flop es AJ7 con dos picas, tu oponente apuesta el 80% del bote, pagas con la esperanza de que se doble la J o que salga el 10 aun sabiendo con toda seguridad que tu oponente lleva el As. El turn trae un 8 de diamantes. Tu oponente apuesta el 50% del bote. Le asusta que lleves T9 pues sabe que tu rango de manos pagadoras es bastante amplia. Ahora también te vale el 9 para escalera tripona; pagas. El river es un 6 de picas. Tu oponente pasa pues se ha completado el color y hay una posible escalera. Entonces, túcierras los ojos, te haces el loco y vas all-in convencido de que tus dos cartas son de picas. Solo hay que echarle pelotas y estar convencido de que tu oponente se tirará de su mano 8 de cada10 veces.

En este nivel te encontraras al 20% de los jugadores.

Fase 4ª y última «La transformación».

Esta es la fase que todo jugador aspira en este mundillo (incluso yo). Ya tienes claro que el poker es tu subsistencia y así­ lo afrontas. Cambias tu mentalidad 180 grados, piensas y actúas como un jugador profesional; el poker es un trabajo y como tal tiene que estar remunerado. Te has estudiado todo lo relacionado con el poker, has leí­do todos los libros y artí­culos interesantes; incluso haces un «máster» es psicologí­a.

Te levantas (casi siempre al medio dí­a) y vas al gimnasio; cuidas tu cuerpo y tu mente pues son imprescindibles para afrontar sesiones lucrativas; eliges tus mesas de juego y eres completamente autónomo. Gestiona cuidadosamente tu bankroll (dinero para jugar) y te marcas los objetivos a largo plazo.

Tu imagen en la mesa debe pasar ligeramente desapercibida; ser natural y dicharachero. Recuerda que tienes un negocio y los demás jugadores son tus clientes y como en todo negocio el cliente siempre lleva la razón.

Buscas mesas donde abunden los jugadores mediocres (pescaditos, como fuiste túun dí­a) que se juegan el dinero con facilidad. Alguien que ahora mismo no recuerdo dijo, «cuando un jugador con dinero se enfrenta a un jugador con experiencia, el jugador con experiencia se va a su casa con más dinero y el jugador con dinero se va a su casa con más experiencia».

En tu entorno más cercano ya han aceptado que eres un jugador profesional pues tus ingresos así­ lo avalan (no hay mejor aval que ese). Eliges los dí­as para estar con tu familia y respetas los descansos. Ya jugar al poker no es tu prioridad en la vida, te has hecho inmune al veneno, te has transformado y vuelves a ser dueño de tu cuerpo y de tu mente. Has superado la enfermedad.

En esta fase adquieres el nivel 4, que es, saber qué piensa tu contrincante, que piensas tú, qué lleva él. ¿Complicado, verdad? Incluso para mí­; sé lo que es, pero jamás lo he experimentado. Estoy en ello.

A este nivel solo llegan el 10% o menos de los jugadores.

Bueno amigos, esta es mi filosofí­a del poker. Unos estarán de acuerdo conmigo; otros obviamente no. Pero así­ lo veo yo y así­ lo he contado. Nos vemos en las mesas.

P.D. Si eres un jugador mediocre con dinero, dime dónde juegas; te haré una visita con gusto.

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