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Vergonzante escalada en el conflicto judicial entre Matt Kirk y Leon Tsoukernik

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El poker vuelve a ofrecer su peor imagen con el enfrentamiento, trubunales mediante, entre el jugador Matt Kirk y el dueño del King’s Casino Leon Tsoukernik.

Kirk acusó a Tsoukernik de negarse a pagar una deuda de 2.000.000$, adquirida durante una madrugada previa a las WSOP en el Casino Aria. Kirk ha presentado pruebas de que Tsoukernik se mantuvo jugando contra él a base de pedirle préstamos para recargar su stack en una partida cara a cara que tuvo lugar en las dependencias privadas del casino de Las Vegas. Más tarde, Tsoukernik le devolvió una tercera parte del dinero, a la vez que le transmití­a un mensaje bastante claro de que no tení­a intención de satisfacer ni un dólar más del resto de la deuda.

La sentencia en primera instancia ha desestimado varios cargos, pero ha dejado una puerta abierta para una posterior condena que obligue a Tsoukernik a pagar. Ahora, Tsoukernik ha presentado una contrademanda contra Kirk y el Casino Aria, a los que acusa de ser cómplices de una estafa.

La versión del empresario checo es que el casino permitió a Kirk jugar a crédito en niveles para los que no tiene respaldo económico, y a él le proveyó de alcohol y del ambiente adecuado para animarle a jugar «borracho y cansado, cuando no podí­a ni ver con claridad las cartas que le estaban repartiendo». Aún así­, acordó con Kirk resolver el embrollo con el pago de un millón de dólares, pero luego el jugador cambió de opinión «decidido a destruir la reputación del demandante».

«Se me facilitó alcohol suficiente para intoxicarme visiblemente y persuadirme a jugar por grandes cantidades de dinero Estaba tan borracho que Kirk y el crupier tení­an que ayudarme a contar las fichas. Estaba extremadamente fatigado, pues la partida se prolongó más allá de las 5:000 de la madrugada. Kirk estaba completamente al tanto de mi estado pero quiso seguir jugando. El personal del casino impidió que otros jugadores me sacaran de la poker room. El casino me invitó a seguir apostando».

Tsoukernik pide 10.000.000$ en concepto de daños y perjuicios, pues advierte que la mala publicidad que le está dando este caso se empieza a notar en la ausencia de destacados pros en los eventos que organiza en su casino, el más importante de ellos las WSOPE que terminaron este fin de semana.

Todo este embrollo ha dado carnaza a medios generalistas de tanto calado como es, por ejemplo, el Washington Post. El titular es demoledor para la imagen de nuestro juego: «Magnate de los casinos culpa al alcohol y a la fatiga de una deuda no reconocida de tres millones de dólares».

Si bien es una prueba irrefutable de que el proceso judicial le está causando un gran perjuicio a la reputación de Tsoukernik, la práctica totalidad de los jugadores que están opinando sobre el caso piensan que es el propio Tsoukernik es el que se lo está buscando. No es la primera vez que el dueño del King’s es acusado de solicitar crédito en la mesa para luego no pagar, y señalar al casino como inductor de una estafa y de conspirar con Kirk para emborracharle y sacarle los cuartos es un movimiento muy sucio con clara intención de embrollar el juicio.

Chad Holloway, uno de los más reputados columnistas de poker que hay en la profesión, ha incluido la portada del Washington Post en un tuit en el que insta a las WSOP a repensar su vinculación con Tsoukernik y el King’s Casino.

En esta concatenación de tuits y respuestas, Doyle Brunson se ofrece a actuar de testigo a favor de Matt Kirk, del que dice que es muy capaz de arriesgarse a jugar por encima de sus niveles habituales si está en racha. Negreanu contesta calificando de «excusa de mierda» las alegaciones de Tsoukernik, y recordando que Elton Tsang vivió una experiencia similar jugando contra Leon en Barcelona. Finalmente, Bill Perkins interviene como ejemplo de jugador que ha perdido pequeñas fortunas jugando borracho y cansado y dice que luego ha pagado, aunque duela.

El prestigio del King’s Casino y de su dueño están en entredicho, pero nadie está causando más daño que el propio Tsoukernik, con sus triquiñuelas en las mesas y su elección de argumentos para la defensa en los tribunales.

Una verdadera pena, porque el establecimeinto de un centro neurálgico de actividad pokerí­stica en Rozvadov estaba ayudando a dinamizar enormemente el poker en Europa. Ahora, todo el mérito y la confianza ganada en estos años está en riesgo.

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