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La historia online del Limit Hold’em en mesa corta (Parte II)

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Y llega el 3-bet preflop con posición…

Y llega Pues estaba la historia así­… El personal ya entraba subiendo con más alegrí­a, con parejas bajas y con cualquier cosa que sumase más de 19 al Black-jack. Llegó el momento de empezar a aislar al rival aprovechando la posición, tirar a las ciegas y buscar su derribo. Me preguntaban cómo jugar los suited connector y las parejas bajas en el short limit cuando alguien entraba subiendo y yo siempre respondí­a… ¡resubiendo! El argumento era claro: ganaba el dinero de las ciegas y eran cartas, sobre todo las parejitas, que no sólo tení­a sentido jugarlas frente a muchos jugadores o en un mano a mano. De hecho, considero que la peor situación es frente a dos rivales, lo que frecuentemente sucedí­a sisólo hací­a call preflop ante la subida. Además, ese 3-bet tení­a tanta fuerza que provocaba que si en el flop el rival no ligaba nada, una apuesta de continuación era suficiente para llevarme un bote decente y si veí­a resistencia tení­a claro que estaba perdido y la aventura no me salí­a muy cara.

… y luego sin ella

Esto es un poco más reciente y en los últimos tiempos se ha reconocido casi como un error indiscutible hacer call desde la ciega pequeña ante un subidor preflop. El razonamiento era que el 3-bet es mejor por varios motivos: tiraba normalmente a la ciega grande, lo que metí­a dinero muerto al bote; se obtení­a más lectura del rival al saber si metí­a la cuarta o no; y además, nos daba la iniciativa.

La 3-bet preflop se acabó convirtiendo en norma y pasó de ser en poco más de un año algo excepcional a algo habitual. A dí­a de hoy, en muchos jugadores entre los que desgraciadamente me incluyo, una 3-bet preflop tiene menos credibilidad que… (bueno, en pokerpoquer no voy a hablar de polí­tica, para eso ya tengo el blog).

¿Proteger la mano en el flop? ¡Para qué, si en el turn cuesta el doble!

Habí­amos dejado las batallas de lectura en el flop, donde los jugadores mostrábamos nuestra fuerza y obrábamos en función del poderí­o demostrado por el rival. Pero claro, tanta violencia cuando llevábamos una mano fuerte posiblemente ganadora (aunque no un cañonazo total, de los que explicaré su evolución más adelante), tení­a el efecto contraproducente de dejarle matar al toro con las banderillas y olvidarse de la espada.

Esto es, ejemplo 1: tenemos A-K, pegamos y nos paga la ciega. Entra A-10-7, el rival se pasa para hacernos un check-raise a nuestra apuesta. Si le metemos tercera en ese momento y no tiene el As estará preparando su huida. Si lo tiene, se tomará sus precauciones para sólo hacer call hasta el final. Mejor pues, pagar sólo el flop para hacerle raise en el turn.

Ejemplo 2: tenemos A-A, pegamos y nos paga una ciega. Entra 8-5-5 y recibimos el check-raise anterior. ¡Nada de meter tercera! Lo más probable hace algún tiempo, es que el rival tuviese un 8 o una pareja en la mano y le dejarí­amos insistir en el turn para meterle el raise.

Y cuando dije hace algún tiempo… Hasta me atreverí­a a decir que hoy en dí­a, bastantes jugadores de lí­mites medios-altos, si suben en el flop es que tienen el cinco (para leyendo nuestro pensamiento anterior, clavarnos ellos la tercera en el turn) y con el ocho sólo pagarí­an para subir en el turn si la carta no es muy hostil, lo cual demuestra lo que se ha complicado el tema, porque si nuestro rival nos pega en el flop con el trí­o del ejemplo 2, lo que funcionó muy bien hasta hace unos meses, es ahora una tragedia económica para nosotros… (menos mal que animo a la gente a que juegue limit para que no se muera).

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