Conclusión
¿Y ahora qué? ¿Cómo está el short-handed de límites medios-altos a día de hoy en las pocas mesas que sobreviven? Pues aún quedan jugadores muy aprovechables, previsibles, algún loco y varios pasivos. El resto se han hecho más complicados de leer, es muy difícil descubrir cuándo tienen un proyecto y cuando un cañón. Así, se ha generalizado llegar hasta el river aguantando raises con jugadas mediocres que en otra época no hubiesen aguantado tanta hostilidad. A veces veo jugadores que, sin ser mansos, utilizan un juego menos sofisticado y tengo la sensación de que sacan provecho de tanta violencia. Puede que se haya cerrado el círculo que comenzó cuando se introdujo algo de agresividad para obtener ventaja sobre los jugadores que sólo jugaban con sus cartas. Cuando está agresividad primaria se convirtió en norma, hubo que doblarla y triplicarla para seguir ganando. Como ya más lejos parece difícil ir, quizá haya llegado el momento en el que una vuelta a la calma, a los conceptos más evidentes, sea el estilo de juego correcto contra tanto raise.
No sé si alguien ha sido capaz de tragarse esta serie de artículos ni si he sido capaz de transmitir las ideas que pretendía a través del short-handed limit. Por un lado, mantiene la tendencia general del póquer de los últimos años, que ha sido un endurecimiento del nivel y una agresividad creciente de los jugadores. Sobre lo primero, la tendencia en los próximos años es una incógnita, aunque todo apunta que al existir cada vez más información, las mesas serán aún más difíciles y habrá que estar más preparado. Sobre el índice de agresividad, creo que se ha llegado, al menos en limit, al punto máximo.
Lo que he intentado demostrar es que en el póquer es muy difícil establecer dogmas sobre lo que está bien o está mal. Estamos de acuerdo en que pagar una subida preflop con un 7 y un 2 era malo hace un lustro, es malo hoy y será malo siempre, pero si nos vamos a otros conceptos, como la forma de jugar los proyectos o las manos fuertes, vemos que los ganadores los juegan de forma totalmente opuesta hoy que hace un año. Precisamente, parte de lo que les hace vencer es la anticipación, descubrir la forma correcta de enfrentarse a los rivales y adaptarse al juego de ellos antes de que lo hagan al suyo. Esto es lo que se conoce en estrategia empresarial como la búsqueda de la ventaja competitiva.
Con millones de manos repartidas cada día, la evolución del póquer sigue un ritmo vertiginoso. Las innovaciones son copiadas o contrarrestadas en poco tiempo y esto marca de forma ininterrumpida la estrategia acertada en cada momento. Con este panorama, no queda más remedio que actualizarse y reflexionar cada día si los movimientos que veíamos como correctos lo siguen siendo, porque si no corremos el riesgo de quedarnos desfasados y eso sí que cuesta caro.