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Huck Seed no conoce límites en su búsqueda de las prop bets imposibles

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Las prop bets son un clásico entre los gamblers de las Vegas.

Los verdaderos artistas de esta modalidad, como Amarillo Slim, ideaban las apuestas más retorcidas para pelar a los incautos. El secreto era encontrar la premisa perfecta para hacer parecer que el que estaba regalando dinero era el «hustler», cuando no era así­.

El ejemplo más famoso de este llamémosle «arte» fue la apuesta sobre un drive de golf tan largo que ni los profesionales podrí­an soñar con conseguir. Amarillo simplemente se fue a un lago helado y golpeo la bola con todas sus fuerzas. Sin fricción que la frenara, la bola recorrió la longitud prometida y más.

Eran trucos de carretera, ideados para ganar un extra fuera de las mesas, porque no siempre habí­a partidas interesantes y porque nunca sabí­as cuando ibas a poder llevarte las ganancias que tení­as sobre la mesa sin que alguien intentara alguna jugarreta. Pero también porque ayudaban a combatir el tedio del viaje cuando tocaba tirar de coche para ir en busca de la siguiente partida.

Las prop bets entre los propios gamblers tienen un carácter distinto. El engaño no forma una parte fundamental del reto. A veces es simplemente apostar por apostar, como cuando se apuesta sobre el color de las cartas que caerá en el flop, y en otras ocasiones se trata de poner a prueba la resistencia o la voluntad de un sujeto, al que se le ofrece dinero por lograr un objetivo personal de algún tipo.

Uno de los más tenaces proponentes de prop bets es Huck Seed, ex-campeón del Main Event de las WSOP. El gigantón nunca se ha sabido resistir a una buena apuesta, aunque en muchas ocasiones ha sobrevalorado su capacidad para salir airoso de ellas.

Entre las muchas prop bets fallidas en las que se ha visto envuelto podemos recordar:

  • El dí­a que apostó con Phil Hellmuth 50.000$ que podí­a permanecer 24 horas metido en el agua hasta los hombros en pleno Océano Pací­fico. Aguantó tres horas y media.
  • Se vio capaz de correr más rapido en un sprint Howard Lederer, yendo él a la pata coja. Pagó la apuesta de 5.000$ sin correr siquiera, después de ver a Ledererr practicar.
  • No cortar el pelo o la barba hasta ganar otro brazalete de las WSOP (tiene 4). Tampoco logró mantener su palabra.

También las ha ganado, claro, pero su margen para el error no es pequeño. La última que se le ha ocurrido -según PokerTube, que le identifica como el sujeto de la apuesta- es de las más caras, de 100.000$, y consiste, según un post en Facebook de Danielle Moon-Andersen, en mudarse durante 30 dí­as a un cuarto de baño, solo con una nevera.

Un tipo llamado Jay Kwik hizo una apuesta similar hace una década. Metió un colchón hinchable en los baños del Bellagio, pero a las tres semanas se le veí­a tan cómodo y adaptado a la situación que Alec Torelli y Andrew Robl admitieron su derrota, le pagaron una parte y le dejaron salir de allí­.

Estos antecedentes han provocado que la apuesta de Seed incluya restricciones mucho más duras. Kwik metió en su cubil hasta una tele de plasma y una colección de DVDs. Esto está siendo muy distinto.

  • No dispondrá de luz -ni siquiera en la nevera., ni de ningún medio para saber qué hora del dí­a es ni cuánto tiempo lleva metido en el baño o le queda de apuesta.
  • Tendrá comida y bebida en abundancia, y suplementos vitamí­nicos,pero se buscará la manera de hacérsela llegar sin tener contacto humano alguno.
  • Tendrá accesorios de baño, toallas, algún tipo de colchón o almohada y, como únicos entretenimientos, una raqueta y un cubo de Rubik?
  • No podrá usar drogas, ni alcohol, ni pastillas para dormir.

MIke Matusow confirmó la apuesta e hizo una encuesta. Cuesta creer que haya un 30% de gente que piense que alguien pueda aguantar este tipo de tortura por propia iniciativa durante 30 dí­as.

Seed es uno de los tipos más serenos y reservados que se haya sentado jamás a una mesa de poker, pero nunca deberí­a haber aceptado una apuesta 1:1 en semejantes condiciones. No tiene muchas perspectivas de éxito, ¿no crees?