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A Phil Ivey le crecen los enanos

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El que para muchos es el mejor jugador de poker del mundo, Phil Ivey, se ha visto envuelto una vez más en un escándalo relacionado con trampas en el juego. En este caso el denunciante es el Casino Borgata de Atlantic City, que le reclama al jugador más de nueve millones de dólares según un informe del estamento jurí­dico del Estado de Nueva Jersey.

En la demanda se especifica que a ojos de la dirección del Casino Borgata, Ivey se benefició en las mesas de Baccarat de defectos en la fabricación de las cartas. Los hechos denunciados se habrí­an producido en 2012, prolongándose durante al menos cuatro sesiones. Durante este tiempo, Ivey habrí­a sido capaz de detectar pequeñas variaciones en el patrón impreso en el reverso de las cartas. A este método se le ha llamado ‘clasificación por borde’.

El Casino Borgata también ha aprovechado para interponer una demanda contra el fabricante de las cartas, la empresa Gemaco Inc., y a un supuesto socio de Ivey llamado Cheng Yin Sun, quien acompañaba al jugador en las mesas y cuya misión era la de dar instrucciones al crupier.

Incumplimiento de contrato, crimen organizado, fraude, enriquecimiento ilegal y conspiración civil son algunos de los cargos que forman el núcleo de la denuncia.

Suponemos que Ivey no se siente abrumado por este hecho, ya que se encuentra inmerso en un proceso similar que lo enfrenta contra el Casino Crockfords, situado en el Reino Unido. En esta ocasión, el Casino Crockfords le reclama al norteamericano un total de 7,8 millones de libras (unos 12 millones de dólares), acusándolo de utilizar el mismo método en una mesa de ‘Punto y Banca’, un tipo de Baccarat.

En aquella ocasión, el propio jugador reconoció que sí­ que se habí­a beneficiado de los defectos que tení­an las barajas, culpando al casino por no ser capaz de reconocer y cambiar dichas barajas defectuosas.

El Casino Crockfords actuó bloqueando las ganancias de Ivey, hecho que provocó que fuese el propio jugador quien emprendió acciones legales con el fin de recuperar lo que él considera suyo.

Ambos procesos todaví­a se encuentran pendientes de resolución, por que posiblemente tendramos que esperar unos meses en conocer el desenlace. Lo que parece claro es que Phil Ivey no parece dispuesto a renunciar a sus beneficios solo porque los casinos no sean capaces de revisar la calidad las barajas que utilizan.