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Los juguetes de cuatro ruedas del finalista del Main Event Nic Manion

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¿Qué harí­as si un dí­a salieras por las puertas de un casino con un premio de 2.850.000$ bajo el brazo?

Esta tí­pica pregunta, que ha iniciado cientos de conversaciones alrededor de las mesas de poker, se la tienen que responder a sí­ mismos varios jugadores a lo largo de la temporada de torneos.

Como la mayorí­a de los premios de este calibre se dan en torneos muy elitistas, los afortunados o bien suelen estar ya muy acostumbrados a manejar grandes cifras o los cheques rápidamente se diluyen entre socios, bancadores, inversores, intercambios y demás instrumentos financieros utilizados para pagar buy-ins astronómicos.

Aunque todos los años hay una ocasión muy especial en la que jugadores de todo pelaje y condición tienen acceso a este tipo de recompensas que los americanos llaman «de las que cambian la vida». Es, por supuesto el Main Event de las WSOP.

Los ganadores, los más perseguidos por la prensa, suelen ser muy reservados sobre su recién adquirido capital. El dinero no suele ser un tema muy agradecido en las entrevistas y, además, suelen estar muy bien asesorados. La estructura el torneo da para consultar a coaches y asesores fiscales antes de que toque pagar el peaje de la prensa por llegar tan lejos.

Pero en el Main no sale forrado solamente el campeón, y no todos los recí­en instituidos millonarios son tan reservados. Los jugadores más modestos que alcanzan los honores de finalista se convierten en héroes locales, y medios mucho más modestos y familiares son capaces de hacer que se abran un poco más que delante de la ESPN o los canales de ámbito nacional e internacional.

Nicholas Manion, vecino de Muskegon, Detroit, fue uno de los nueve tocados por la fortuna en la edición de 2018. Sobrevivió al primer dí­a de la retransmisión de la mesa final. Fue eliminado en cuarta posición en la última mano del dí­a 9 del torneo, segundo de la FT. Le correspondieron 2.850.000$.

Un periódico de su estado natal, «The Detroit News», le ha considerado tópico de interés para su comunidad, y ha logrado que Manion compartiera algunos de esos detalles de andar por casa que siempre nos ha gustado conocer de estos jugadores modestos que ganan fortunas gracias a un torneo en que todo les sale redondo.

Manion ha enviado al «News» las fotos de los dos primeros caprichos que se ha permitido. Tal y como lo cuenta el periódico en su edición digital:

«Ha compartido recientemente con nosotros fotos de dos cochazos aparcados en la entrada de su casa. Cuando le preguntamos cuál de ellos se acababa de comprar, nos dijo: «Ambos».

El primero es el modelo 2019 del Corvette Z06.

Su segunda adquisición es un lujoso remolque arrastrado por un Chevrolet Silverado Duramax LTZ de 2018.

Esto es lo primero que hace con su dinero un tipo que según él mismo comenta, «nunca habí­a ganado más de 30.000$ al año, ni jugando a las cartas ni antes, repartiendo correo».

«No es solo para mí­. Es una inversión en la familia. Siempre nos gustó ir de camping. Mis padres ahora pueden viajar, y van a poder usar estos vhí­culos siempre que quieren. También mi hermana, su marido y su hijo de 2 años«.

No eran necesarias explicaciones. En la gestión racional de un premio de 2.850.000$ cabe este dispendio y alguno más.Además, el chollo de la FT del Main Event no se acaba en el prizepool. A Manion le han pagado alrededor de 60.000$ por lucir publicidad ante las cámaras durante la partida. Y le ha caí­do otra «propinilla» inesperada.

Manion no estaba solo en su aventura en el Main Event. Representaba a un grupo de amigos que llevaban varias participaciones en el premio. Uno llevaba solo un 0,5%, otro un 3%, y el principal impulsor del viaje llevaba un 50%.

Este bancador, llamado Jeremy Martin, del mismo pueblo que Manion, está, como cabí­a esperar, encantadí­simo con lo que su amigo ha logrado en Las Vegas. Cuando arregló cuentas con Nic, le devolvió una pequeña parte del dinero en agradecimiento a su trabajo y le dijo que se comprara el coche que quisiera.

¡Y se ha comprado dos!.