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Leyendas del poker: Johnny Chan

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Con Erik Seidel empecé una serie de pequeños artí­culos sobre leyendas del poker que pudisteis leer hace unas semanas. Hoy os acercaré un poco más a un viejo conocido de Seidel, con el que compartió protagonismo en aquella mano final de las series mundiales de 1988 que quedó inmortalizada para la gran pantalla gracias a la pelí­cula «Rounders«. Como muchos ya os habréis imaginado, se trata de Johnny Chan.

Johnny Chan (Cantón, 1957) se mudó con su familia cuando era pequeño a Estados Unidos previo paso por Hong Kong. A la edad de 16 años aterrizó por primera vez en Las Vegas para una visita fugaz que le dejó prendado de la ciudad. Años después abandonaba sus estudios para instalarse en la ciudad del pecado y hacerse profesional de poker. No pasó mucho tiempo antes de que consiguiera su primer brazalete en un torneo de Texas Hold’em con lí­mite, una de las modalidades estrella de la época que ahora cuenta con menos adeptos. Sin embargo, su ascenso al olimpo se produjo entre los años 1987 a 1989, ganando el evento principal dos veces consecutivas y sucumbiendo en el mano a mano del tercero contra Phil Hellmuth. Fue el tercer jugador de la historia en conseguir tal hazaña después de Doyle Brunson (1976-77) y Stu Ungar (1980-81), y probablemente sea el último debido a que la masificación actual en el evento principal hace muy improbable estadí­sticamente que se repita campeón dos años seguidos.

Según él mismo comentó en más de una ocasión, el punto de inflexión en su carrera profesional se produjo en 1982, cuando abandonó el tabaco y los malos hábitos (llegó a reconocer fumar cuatro paquetes de cigarrillos diarios) y comenzó a preparase fisicamente. Por esa época su juego mejoró sustancialmente y se ganó el apodo de «Orient Express» después de dar una auténtica exhibición en la Copa América de Poker, evento que se adjudicarí­a también un año después.

Haciendo honor a su procedencia asática, Chan es un jugador muy impulsivo, de sangre caliente podrí­amos decir. Muchos profesionales han destacado hasta qué punto influye su estado de ánimo en su juego en una mesa de poker y su incapacidad para reconocer el momento de dejar la mesa. Es obvio que esto supone un gran lastre a la hora de jugar partidas de cash, pero puede ser una ventaja en torneos, competiciones en las que los stacks cambian de tamaño constantemente y se producen muchos efectos «montaña rusa». De esta manera su inestabilidad emocional puede sufrir un vuelco en cuestión de segundos y dar paso a la confianza que lo convierte en un jugador altamente peligroso.

En 2005 conquistó su décimo brazalete en las WSOP®, esta vez en Pot Limit Hold’em, aunque tiene también pulseras en Seven Card Stud, Deuce to Seven Draw, Pot Limit Omaha y los ya comentados en el evento principal de No Limit Holdem junto con otro más en 2003. Además de eso, se hizo con el evento especial Match Play en 2002, año en que se produjo su inclusión en el Hall of Fame como reconocimiento a su trayectoria.

En las mesas siempre se le ve acompañado de una naranja, estandarte antitabaco en un principio y amuleto ahora, y es que el bueno de Chan cree en el azar, a pesar de haber escogido el camino de la habilidad.

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