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Este puede ser el año

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La cuenta atrás ha comenzado. Queda menos de un mes para que comienze la cuadragésimo segunda edición de las series mundiales de poker. Poco imaginaba Benny Binion cuando invitó a seis de los mejores jugadores a una partida en el Horseshoe Casino la repercusión que alcanzarí­a. Más de cuatro décadas después, aquella partida entre colegas se ha transformado en 58 eventos de diferentes modalidades que cada año reune en Las Vegas a cerca de cien mil jugadores de todas las nacionalidades. Todos y cada uno de ellos con la ilusión de volver a casa luciendo en su muñeca un precioso brazalete que rezuma historia.

Lejos quedan las gloriosas épocas del Downtown. Los Stu Ungar, Doyle Brunson, Amarillo Slim o el gran Johnny Moss han dado paso a hordas de barbilampiños con acné que destrozan las mesas virtuales. El punto de inflexión se produjo sin lugar a dudas en el año 2003 cuando un amateur llamado Chris Moneymaker tocó el cielo en el evento principal. El hecho de ganar un don nadie sobre tantos profesionales junto con la repercusión mediática de las retransmiciones por televisión y la explosión del poker en la red generó un cocktail de dimensiones épicas. No es casualidad que al año siguiente Harrah’s adquiriese los derechos de la marca World Series Of Poker® y en 2005 trasladase por primera vez los torneos al Rio Hotel and Casino cercano a Las Vegas Strip. La demanda de espacio se habí­a vuelto primordial, no en vano la gigantesca sala Amazon que alberga casi todos los eventos se ha quedado pequeña y han tenido que habilitar zonas anexas, incluso se han llegado a ver mesas en los pasillos para estupor de los transeúntes.

Una de las incógnitas a resolver este 2011 es cómo va a afectar a la afluencia de jugadores a Las Vegas el ya tristemente famoso Black Friday. Las dos grandes salas de poker virtual no pueden clasificar jugadores americanos ni siquiera con el señuelo de devolverles el dinero o de pagarles un extra por llevar logos, simplemente no pueden operar. Una gran parte de las inscripciones en el evento principal provení­a de jugadores clasificados por satélites online en estas dos salas,una de ellas sentó en las mesas el año pasado un escalofriante 11 por ciento del total. En 2007, y a raiz del impacto de la UIGEA, el número de participantes se redujo en casi 2500, aproximadamente un 30 por ciento, por esto cabe esperar que ocurra algo similar este año.

Por otro lado, en 2010 me llevé una grata sorpresa al poder ver in situ la gran afluencia de jugadores españoles; no sé las cifras exactas pero creo que superamos la barrera de los 50. En comparación con otros años obviamente fue un éxito. Cada año el poker crece en nuestro paí­s y esto repercute en la asistencia a todo tipo de torneos internacionales. Aparecen jugadores de la nada que parece que están empezando pero en realidad llevan años peleándose en internet y haciendo cientos de miles de manos. Estos jugadores y muchos más ya consolidados en la escena nos acercan cada vez más a poder optar a una victoria española en las series mundiales. Este puede ser el año.

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