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Kristen Bicknell: ‘Mi padre era piloto de carreras, me enseñó a no temer lo peor a cada momento’

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Kristen Bicknell ha cerrado de manera concluyente la discusión sobre quién es la mejor jugadora del mundo.

Cuando apareció en el panorama del poker, ganando dos brazaletes de las WSOP en un corto espacio de tiempo, Vanessa Selbst arrastraba la misma legión de crí­ticos que de seguidores, que cuestionaban un reinado que parecí­a tener los pies de barro. Con Bicknell, los detractores se han tenido que desviar hacia otros temas, como la conveniencia de que juegue los mismos torneos y se cruce en mesa finales con su actual pareja, el también considerado número 1 del mundo por el GPI Alex Foxen.

Pero poco o nada pueden objetar sobre la manera de conducir su carrera o de los resultados que viene obteniendo Kristen.

Al principio de la conversación que traemos hoy, el conocido redactor Lee Davy le confiesa a Kristen que es una de las pocas estrellas que le quedaban en la lista de personas a las que estaba deseoso de entrevistar. Tachada de la lista, pues, y con un borrón bien grande, pues el intercambio de preguntas y respuestas casi alcanzó la hora y media de duración.

Las revelaciones más curiosas de Bicknell están al principio del ví­deo, en la primera media hora que pasó comentando cómo influyó su ambiente familiar en su decisión de hacerse profesional del poker y en el modo de llevar su carrerra adelante, además de relatar los principios de su trayectoria profesional.

En casa tení­amos un pequeño negocio. Mi padre era piloto de coches de competición, y también los construí­a. Era un nicho de negocio muy pequeño, una industria muy peculiar. No era algo seguro. De ellos aprendí­ a que no habí­a nada de malo en enfocar tu carrera hacia una profesión nada tradicional, y que puedes intentar trabajar en algo que te guste, convertir tu pasión en tu carrera.

También aprendí­ que si persigues un trabajo soñado debes esforzate mucho más, que no hay que contar las horas que le dedicas. Me gusta la flexibilidad del poker, que el momento más excitante del dí­a te pueda llegar a las diez de la noche.

El trabajo de mi padre tení­a sus peligros. Incluso los karts no se puede decir que sean el deporte más seguro del mundo. Desde pequeña, y es algo que me ha ayudado con el poker, me han hecho entender que, aunque lo que haces tenga un componente de inseguridad, no puedes vivir con el miedo sobrevolando toda tu vida.

El momento que más recuerdo que me inspirara a ser jugadora de poker fue una vez, recién descubierto el poker online, en la universidad, yo tení­a que ir a una clase pero, por lo que sea, me acabé apuntando a un torneo. Fue el primer torneo que gané, y claro, me perdí­ la clase. Pero lo que tení­a en mente era que habí­a ganado unos miles de dólares en un dí­a, y aquella fue la chispa que me abrió los ojos al dinero potencial que podí­a ganar en el poker.

En el verano entre mi primer y mi segundo año de universidad empecé a ir a un casino. Yo tení­a 18 años, así­ que tení­a que conducir y cruzar la frontera a Estados Unidos. Estaba hambrienta de poker, y cuanto más iba conociendo del mundillo del poker y más cosas veí­a que habí­a en el menú, más hambre me entraba.

La idea de convertirlo en mi profesión me vino después del Black Friday. Antes jugaba online, ganaba mis torneí­llos, grindaba mis mesitas de cash…; no ganaba grandes cantidades, pero me iba bien. De repente, la forma que tení­a de ganar dinero en el poker ya no estaba allí­. Tuve que dar el salto al popker en vivo, y decidir hacer esa transición me hizo enfocar el poker más como una decisión a largo plazo.

Seré ingenua, o muy perseverante, pero no he tenido momentos de duda. Mis problemas de autoconfianza o las dudas sobre mi juego me pueden venir tras una sesión muy mala, pero el bajón me dura un par de horas. Al final, esos momentos siempre me acaban generando más ganas de volver a las mesas que otra cosa.

Mi mayor debilidad como jugadora fue siempre lo mucho que me molesta aceptar las pérdidas. Si llegaba el momento de terminar una sesión e iba perdiendo , muchas veces intentaba remontarla. A veces acababa bien, pero hay esas otras ocasiones en que sales igula o peor y piensas «Pero que estás haciendo. Has estado jugando dos dí­as seguidos para esto». Pero en vez de deprimirme, siempre me decí­a a mí­ misma: pues lo que hay que hacer es dormir, descansar bien, ir al gimnasio y volver de nuevo a las mesas.

Al final, para la gente que lleva jugando diez años o más, el éxito o el fracaso siempre se reduce a cómo afrontas esas situaciones, porque le pasan a todo el mundo. Si juegas habitualmente, llegarán las malas rachas.

Después de hablar de los inicios de la brillante carrera de la invitada, Kristen y Lee Davy tocaron otros aspectos de la vida de un jugador de poker, como la mentalización, la forma de afrontar el dí­a a dí­a, o las mejores o peores influencias que ha podido tener Kristen durante estos años en el circuito. La conversación se volvió menos anecdótica, más reflexiva, con menos titulares pero bastante amena, si es que la personalidad de Bicknell te ha logrado cautivar en ese punto de la entrevista. Si es así­, ojalá la estés difrutando.

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