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PokerGo recuerda las manos que dieron inicio al mito de Johnny Chan

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Las nuevas generaciones que han llegado al poker en el mercado regulado no tienen por qué haber visto «High Stakes Poker» o «Poker After Dark». En sus álbumes de cromos, los «isildur1» Tom Dwan y Phil Ivey son como los Di Stéfano o Puskas de nustros abuelos futboleros.

Ni siquiera tienen un concepto claro de lo que la pelí­cula «Rounders» significó para toda una generación. En la pelí­cula, Matt Damon estaba obsesionado con la figura de Johnny Chan, al que consideraba la prueba definitiva a superar para demostrarse a sí­ mismo que habí­a nacido para triunfar en el poker.

Las almas cándidas que no fueron bombardeadas en su dí­a con la iconografí­a del poker americano que nos embotellaron a los que poblamos el lobby de Full Tilt Poker y ansiábamos que nos cayera un Red Pro en la mesa, probablemente se pregunten: Si en la famosa escena que Damon ve en la tele es Phil Hellmuth el que gana la partida y es tí­o Phil el que tiene 15 brazaletes, ¿a qué viene esa adoración por Johnny Chan?

La respuesta es sencilla. En el torneo que Hellmuth gana en 1989, a sus veintipocos años de edad, el jugador al que derrota lleva tres años invicto en el Main Event de las WSOP. Chan ganó su primer tí­tulo en 1987, en un torneo con 152 jugadores; repitió tí­tulo en 1988, contra 167 rivales; y estaba a punto de mantener el tí­tulo en 1989, en el que el field estaba compuesto por 178 profesionales.

En las mesas finales que dominó Chan durante ese trienio se sentaron Howard Lederer, Humberto Brenes, Lyle Berman, Dan Harrington o T.J. Cloutier, jugadores que pertenecen por pleno derecho a esa iconografí­a tan particular a la que nos referimos antes.

Nos puede parecer que antes de Chris Moneymaker el poker no tení­a exposición pública, pero la ESPN tiene grabaciones de aquellos torneos, y algunos incluso anteriores. Poker Go ha rescatado el ví­deo en que se puede ver a Chan eliminar a los dos últimos rivales del torneo en 1987, el inicio de una era dominante que nunca se podrá volver a repetir.

Poker de otro milenio, con manos difí­ciles de catalogar como la que verás a continuación, con los jugadores manejando las fichas de un modo que harí­a tirarse de los pelos a los directores de torneos del presente, con anuncios del speker clamando «Call…¡y después raise!», como en las pelí­culas del Oeste, y el público rodeando la mesa a un palmo de unos fajos de billetes que no parecen tan falsos como los de ahora -a saber-…