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Stu Ungar

(1980-1981-1997 Campeón de WSOP)

Ungar nació en Nueva York en el año 1953 y creció en los barrios bajos del este. Se hizo un jugador profesional a la edad de 14 años, un año después de la muerte de su padre y de que su madre sufriese un ataque de apoplejí­a. Para mantener a su hermana y a su familia, decidió dejar la escuela. Su capacidad intelectual era la de un genio y su memoria fotográfica ya le habí­a servido para saltearse varios grados de su educación primaria.

Stu era un jugador de gin rummy increí­ble. A la edad de 10 años, en 1963, ganó su primer torneo mientras estaba de vacaciones con sus padres.

Iba a ver las partidas con su padrino y se sentaba a mirar. Cuando aquel se quedaba casi sin fichas, preguntaba a los demás si permitirí­an que jugara el niño ya que se encontraba muy cansado; los demás jugadores desconociendo a lo que se enfrentaban, aceptaban cordialmente pensando que serí­a tarea fácil ganarle a ese chico. Y entonces Stu se quedaba con todo su dinero.

A la edad de 14 años, jugaba con regularidad y ganaba a los mejores jugadores en Nueva York. A los 15 años dejó los estudios sin terminar, cuando un corredor de apuestas conocido le pagó el buy-in de 500 dólares para un gran torneo de gin rummy. Stu ganó 10.000 dólares de premio sin perder una sola mano, un récord todaví­a imbatido en los salones de juego de Nueva York. Una semana más tarde, después de dar a sus padres 1.000 dólares, perdió el resto en el hipódromo.

Comenzó a tener problemas con la mafia al deberles dinero y ya no conseguí­a quien jugara con él. Stu se mudó a Miami donde los juegos de Gin Rummy eran más jugosos.

En 1976 llegó a Las Vegas, en situación de quiebra. Tuvo que jugar dando ventajas para que se sentaran con él; jugaba por la cifra que el contrincante dijera y le mostraba siempre una carta. De alguna manera encontró dinero y entró en un torneo de 50.000 dólares. En las dos últimas manos pronosticó con acierto las cartas del jugador vencido. Este alarde fue algo que generó ciertos problemas para Stu, hizo que sus adversarios le temieran y en poco tiempo nadie querí­a sentarse en su mesa. Como consecuencia de ello, le resultaba imposible jugar si no lo hací­a en torneos.

Stu Ungar, el genio del poker

Entonces decidió probar suerte en el Black Jack. Una noche en el Caesar Palace de Las Vegas ganó 83.000 dólares pero el gerente paró el juego. Stu pronosticó los 18 últimas naipes que faltaban por salir en un solo mazo de cartas. Era el principio del fin para mesas de Black Jack de un solo mazo. Fueron quitadas del Caesar y más tarde de otros casinos. A partir de entonces, en casi cualquier casino del mundo se juega Black Jack con cuatro mazos de cartas al menos. La foto de Stu fue puesta en los cuartos de seguridad de docenas de casinos. Stu fue prohibido de por vida en muchos de ellos.

Por otra parte, Ungar ofrecí­a apostar a cualquier interesado 10.000 dólares a que él podrí­a decir cuáles eran las cartas de los dos últimos mazos de un total de 6. Es decir, se mezclaban seis mazos de naipes, se enseñaban a Stu los 4 primeros y él podí­a decir cuáles eran las cartas de los dos que faltaban. Nadie pagó su apuesta.

En enero de 1977 Stu Ungar se cruzó con Bob Stupak. El millonario apostó 10 a 1 (100.000 dólares, contra 10.000 de Stu) a que este no podí­a decir las cartas de los 3 últimos mazos de naipes de un total de 6. De más está decir que Ungar les dijo cuáles eran las 156 cartas restantes sin equivocarse en una sola. Esta apuesta marcó el inicio de una gran amistad entre estos dos personajes.

En 1980 a los 24 años de edad, Ungar jugó y ganó su primer WSOP® casi sin experiencia en Texas Hold’em Poker NL. A partir de ese momento, la prensa lo llamó Stu «The Kid» Ungar.

Stu Ungar

El heads up lo jugó con el consagrado y conocido Doyle Brunson. En la mano final Stu tení­a y Doyle . Brunson hace un raise pre-flop y Stu paga… El Flop trae . Brunson raisea con una doble pareja y «The Kid», con proyecto de escalera interna paga. El Turn trae . Stu logra escalera y hace un raise. Doyle empuja todas sus fichas. Stu paga. El River no ayuda a nadie y comienza a tejerse una leyenda. El gran Stu Ungar gana su primer WSOP, con un premio de 375.000 dólares.

En 1981 vuelve al WSOP® y lo gana por 2.ª vez. Habí­a jugado solo dos veces, un récord no batido y solo compartido con Johnny Moss, ganador de las dos primeras ediciones del WSOP.

El Head-up lo jugó contra Perry Green. La mano de Stu era y la de Green . En el pre-flop, Stu hace un raise y Green lo paga. El Flop trajo , dándole a Stu 9 outs para color más 6 de overcards, y 8 outs para escalera abierta a Green. Este último hace all-in y Stu paga. El Turn trajo y el River . Esta carta determinó el ganador de las WSOP® del año 1980, con un premio de 385.000 dólares. La leyenda ya era realidad.

Stu Ungar en las WSOP® de 1997Para las WSOP® de 1997, en Las Vegas, Stu no tení­a el dinero necesario para entrar en el Campeonato. No obstante, una hora antes del inicio un benefactor anónimo le pagó la entrada de 10.000 dólares. Las apuestas estaba 100 a 1 en su contra… Pero a las dos horas de haberse iniciado, ya era el favorito. Cuatro dí­as más tarde, la reaparición mayor en la historia de poker habí­a ocurrido y el récord de tres victorias en la WSOP® establecido, palmarés que comparte hasta la actualidad con Johnny Moss.

El heads up fue jugado contra John Strzemp y la mano final fue así­:

Stu recibió y su oponente . Stu subió $40.000 y su adversario igualó. El Flop trajo. Strzemp hizo un raise de $120.000 y Stu empujó todas sus fichasal centro de la mesa. Su adversario hizo lo mismo. El Turn trajo y el River. Stu completó la escalera y se llevó el primer premio de $1.000.000.

Tras el torneo, Ungar manifestó: «Realmente no necesitaba el dinero, pero andaban diciendo que yo ya no podí­a jugar y que tení­a la cabeza destruida. Y me cansé. Hirieron mi orgullo. Así­ que comí­ bien, dormí­ y me aseguré de estar en forma para jugar. Si alguna vez quieren vender videos sobre cómo jugar al poker, deberí­an haberme filmado en ese campeonato: no era un juego de cartas; era belleza pura».

Dos meses más tarde, el abuso de los estupefacientes le volvió a llevar a la ruina y estuvo viviendo en un apartamento barato y demolido.

No obstante, Ungar consiguió los 10.000 dólares para inscribirse en la serie mundial del año 1998. Pero poco antes del inicio, la megafoní­a del evento anunció que el campeón no podrí­a estar presente por motivos de salud. En una habitación del mismo edificio Stu miraba la televisión sin sonido, tirado en un sofá.

Poco después dijo: «Estaba listo para bajar, ya bañado y vestido, pero me miré en el espejo y me di cuenta de que estaba terrible: parecí­a salido de Auschwitz. Pensé que no iba a poder jugar diez horas durante cuatro dí­as seguidos, y además hacerlo como los dioses. Ahí­ me di cuenta de que el año anterior me estaba cobrando peaje».

¡En total ganó 10 torneos con un buy-in de más de 5.000 dólares de Texas NL de los aproximadamente 30 que jugó! Estamos hablando del mejor jugador de Poker Texas NL de todos los tiempos. Para hacernos una idea, durante muchos años el 2.º torneo más importante del mundo fue el Amarillo Slim’s Super Bowl. El máximo torneo de esta Super Bowl tení­a un buy-in de 10.000 dólares, como las WSOP. Compitieron en él durante muchos años los mejores jugadores del mundo y Stu Ungar lo ganó tres veces, al igual que las WSOP.

Algunas anécdotas de la leyenda.

  • La primera vez en su vida que pisó una cancha de golf perdió 80.000 dólares.
  • Durante su vida perdió varios millones de dólares en una cancha de golf, deporte que no manejaba en absoluto.
  • Una vez en Palm Springs habí­a concurrido con otros tres amigos a un lugar que les habí­a sido recomendado como el mejor en comidas de la ciudad. Al ingresar les preguntaron si tení­an reservas y Stu respondió que no; quien los atendió señaló que era imposible conseguirles un lugar si no tení­an un lugar solicitado con anticipación; Stu sacó 100 dólares y le dijo que si alguien faltaba a su reserva, estarí­an en la barra esperando. Una vez instalados decidieron pedir un trago y cuando Ungar intentó pedir el suyo, el barman le solicitó una identificación. Stu, enojado, le respondió: «Pero si tengo 35 años». Amablemente le respondieron que podí­a ser verdad, pero que tení­a apariencia de un joven y que debí­a exhibir una identificación o no le podrí­an servir alcohol. Entonces Stu sacó un rollo de billetes de 10.000 dolares aproximadamente de cada bolsillo y dijo: «Esta es mi identificación.¿Qué adolescente andarí­a con tanto dinero encima?».
  • Jugó partidas de ping-pong contra campeones chinos, por 5.000 dólares.
  • Destrozó un Mercedes Benz y cinco Jaguars para encontrar la excusa de comprarse otros.
  • No fue a la Casa Blanca cuando Reagan lo invitó porque no sabí­a qué cubiertos usar en la mesa.
  • La única vez que programaron una máquina para que le ganara al Gin Rummy, la destrozó. «La puta máquina parecí­a tener espasmos. Estaba histérica. Sólo sabí­a calcular, y con eso no alcanza».
  • Su hija cuenta que su padre daba propinas de 100 dólares por facturas de 50.
  • Le ganó $ 5.000.000 a Larry Flint en un heads up de Texas Hold’em Poker NL.

Algunas frases del gran Stu.

  • «¿Alguna vez vieron la pelí­cula que dirigió Robert De Niro en la que un chico del Bronx es apadrinado por un mafioso? Bueno, así­ era yo. A los catorce años alguien empezó a apadrinarme. Mi padre era un levantador de apuestas, de los importantes. Manejaba el Fox’s Corner, un bar en la Segunda y la Siete, en Nueva York. Nací­ en 1953 y me crié rodeado de tipos de la mafia».
  • «Si tuviera que categorizar, dirí­a que el gin-rummy es el que más depende del jugador. Después vendrí­an el poker y el backgammon».
  • «¿Qué hací­a con lo que ganaba? Iba a las carreras. Aquel que dijo que el dinero quema en el bolsillo estaba hablando de mí­. Algunos me dicen apostador patológico. Para mí­ todo se reduce a que es más importante la acción que el dinero. En Lake Tahoe, jugué partidos de pingpong contra campeones chinos por cinco mil dólares. En Italia aprendí­ un juego que se llama Ziganet, en donde se apostaba más fuerte que en cualquier otro juego. En un hipódromo conocí­ un levantador de apuestas que me dejaba apostar por un caballo para ver si entraba último. Soy un adicto de la acción. Apostarí­a hasta en una carrera de cucarachas».
  • «Las Vegas es el paraí­so para cualquier degenerado. Se puede jugar las veinticuatro horas. Cuando recién llegué y me quedaba sin fichas, ¿quieren saber quién me financiaba? Tony Spilotro, el tipo al que Joe Pesci supuestamente interpreta en la pelí­cula Casino».
  • «Ni siquiera necesitaba usar mi dinero para jugar. Siempre conseguí­a alguien que me prestara. Para ellos era el negocio más seguro. Con apuestas limitadas era más difí­cil, pero cuando me dejaron jugar sin lí­mite desataron un monstruo: tengo más huevos que cualquier otro jugador, y no tengo ningún respeto por el valor de las fichas de plástico. Cuando alguien me desafí­a, no importa cuán buen tipo sea: lo voy a odiar. Quizá sean sus cejas. Por lo general es la mueca idiota que se les pega en la cara cuando ganan una mano. Lo que fuere. Si alguien me quiere ganar, me lo tomo como algo personal. Y tengo que odiar a alguien para ganarle».
  • «Al principio usaba la coca para poder seguir jugando. Pero cuando tenés cientos de miles en efectivo, te persiguen hasta tu casa para ofrecértela».
  • «Apostaba a todo: en qué round y con qué mano noqueaba Holyfield a Tyson; cuántos puntos de diferencia y cuántos expulsados iba a haber en un partido de fútbol americano. Y, lo que no apostaba, lo aspiraba. Así­ es fácil perder fortunas. Debo tener el record de televisores destrozados. Aunque ahora pienso que, en realidad, querí­a perder todo para tener que volver a jugar al poker».
  • «Se va. No son las mujeres, porque ya no soy un playboy. Pero se va: caballos, deportes, cualquier cosa».
  • «Realmente no sé si hay vida sin apuestas. Si la hay, no creo poder disfrutarla. El único momento en el que tengo algún respeto por el dinero es cuando no lo tengo… pero siempre consigo alguien que me financie. El problema es que el poker ya no me estimula tanto. Paso la mayor parte del tiempo hibernando. Salgo a jugar solo cuando necesito algo de dinero. Y no me gusta perder. No quiero que nunca nadie diga que soy un buen perdedor. Porque alguien que es un buen perdedor, por más bueno que sea, sólo es un perdedor».

Su paso a la inmortalidad.

El 22 de noviembre de 1998, en el Motel Oasis de Las Vegas, encontraron a Stu sin vida. La investigación determinó que su cuerpo poseí­a cocaí­na, metadona y Percodan. Se dijo oficialmente que la muerte fue casual, provocada por una insuficiencia coronaria. Las dosis de cocaí­na en su cuerpo no eran altas; el Percodan es un analgésico usado para poder dormir, cuando los adictos están altos en consumo.

Estaba nuevamente en la bancarrota, su amigo Bob Stupak, el de la apuesta 10 a 1, le habí­a ofrecido trabajo como crupier, la cancelación de todas sus deudas y un adelanto de 2.000 dólares… Se encontraron 800 en sus bolsillos.

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