Las World Series of Poker® reúnen año tras año a decenas de miles de jugadores de diferentes bancas y niveles.
Algunos las viven como una experiencia vital o como un lujo. En cambio, para los pros, las WSOP® son un hito más en su lucha por conseguir ganar dinero con el poker o por lograr la gloria (y posibles acuerdos comerciales o de patrocinio).
La confluencia de jugadores recreacionales, de nivel intermedio y de pros de high stakes hace que estos últimos se planteen habitualmente qué ventaja tienen respecto al field global de los torneos que van a disputar.
Uno de ellos es Dan Smith (9,1m en premios en torneos en vivo, 19 cajas en las WSOP® y n.º 3 del ranking GPI). El norteamericano ha realizado su propia estimación, partiendo de la premisa de que hay 2 tipos de jugadores profesionales, según sus objetivos en las Series.
Smith afirma que algunos van a Las Vegas en busca de los brazaletes y que ello les suele llevar a adoptar estrategias muy agresivas desde las fases iniciales de los torneos para poder armar stacks grandes. Dichos jugadores repiten dicho patrón de juego en todos los eventos que disputan
Dejando al margen a este primer tipo de jugadores, entre los que «KingDan» no se incluye, Smith considera que los pros que juegan con el objetivo de maximizar la rentabilidad de sus inversiones tienen una ventaja mayor que la que generalmente se supone (un 10%), y que este porcentaje es aún mayor para los mejores jugadores del mundo: «Creo que esta cifra es muy lejana de la realidad. […]. Podría enumerar al menos a 20 jugadores que deberían tener un ROI en las WSOP® superior al 25%«.
Los pros suelen ser bastante optimistas en sus estimaciones, quizá haciendo gala de la confianza en su juego.
Sin ir más lejos, el año pasado, Phil Ivey y Daniel Negreanu apostaron contra el mundo a que ganarían un brazalete. Aceptaron apuestas mínimas de 5.000$ a 1 a 1 (even money), por valor de unos 250.000$. Ivey le compró a Negreanu su parte y finalmente ganó la apuesta al conseguir la victoria en el Event #50 de las WSOP® 2014.
