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¿Vivir solo o montar un piso de grinders?

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El perfil tí­pico del profesional del poker online es el de un jugador joven, soltero, que aprovecha el despegue de su carrera para independizarse o para emigrar en busca de mejores condiciones de trabajo para dedicarse a tiempo completo a su nueva actividad.

Muchas veces, sin ser conscientes de ello, no le otorgan especial relevancia a una decisión que puede decidir en buena medida su futuro y que no es tan sencilla. Elegir vivir solo o en compañí­a es solo el primer paso para adaptar un nuevo estilo de vida y de trabajo. Luego hay que establecer una rutina, escoger compañeros, aceptar un compromiso que va a afectar directamente a tu crecimiento como jugador y como persona.

Vamos a usar las reflexiones de Patrick Leonard en Twoplustwo como lí­nea maestra para intentar exponer la relevancia de acertar a la hora de establecer un marco de convivencia que respete las necesidades personales de cada individuo y, a la vez, ayude a maximizar el proceso de crecimiento y mejora como jugador, vital para ser ganador en el cambiante panorama del poker online.

Leonard, que está entre los ocupantes de las dos últimas mesas del High Roller 10.000€ del EPT que se está jugando en Barcelona, es un verdadero ejemplo a seguir: se estableció como ganador en las mesas clásicas de cash con su nick «pads1161», evolucionó hasta ser uno de los mayores ganadores en ZOOM 500 y tuvo las agallas de de abandonar su cómodo trono en el cash para convertirse en especialista en torneos y máximo responsable de una cuadra de más de 60 jugadores en los dos últimos años.

La primera premisa que introduce en su reflexión es la de la duración de la carrera de un jugador profesional de poker. En diferentes entrevistas que ha venido ofreciendo en el último lustro, Leonard deja claro que él no considera que la esperanza de vida profesional de un grinder que se emplee a tope pueda ser mayor de cinco a diez años. Teniendo en cuenta este dato, comprometerse a compartir un alquiler con alguien durante un año puede significar decidir el ambiente de trabajo en el que vas a desarrollar el 10%-20% de tu carrera. Y desaprovechar ese tiempo puede ser un error irremediable.

Luego está el problema de conjugar el trabajo y el tiempo libre, sin la supervisión o el corsé de una agenda que otra persona te impone.

«Con el poker, lo que más te cuesta mantener es una rutina. Dejas la universidad, el colegio o un trabajo con un horario determinado y ya no tienes la necesidad de mantener esa rutina. Te haces el remolón en la cama viendo ví­deos o leyendo la Wikipedia y tres horas más tarde te preguntas «¿por qué no me eché a dormir en todo este tiempo?».

Cada lunes me digo, ok, vamos a empezar de nuevo, una página en blanco, y para el lunes siguiente algo se ha metido en medio para estropear tu ritmo. La razón para que todo se vaya al garete normalmente es otro jugador de poker con el que estás viviendo. Has conseguido un ritmo de sueño perfecto y justo tu compañero decide que va a salir de fiesta el sábado, llega tarde dando un portazo, te desvela y se te estropea el grindeo del domingo. O te aparece a las tantas entre semana porque es su noche de bailar salsa y te despierta a las cuatro de la mañana».

Con esa mentalidad, es normal que Leonard considere que los más beneficioso para un jugador de poker sea vivir solo, pero para el común de los mortales hay muchas ventajas en compartir piso -oficina- con otros jugadores. No todos tienen la tendencia natural al estudio y al trabajo que tiene Leonard y el grado de responsabilidad que siente un grupo de jugadores suele ser el del mí­nimo común denominador entre los que comparten espacio. El más responsable suele ejercer de ejemplo y freno para los demás; organizar una rutina compartida te obliga a cumplirla con mayor regularidad y es más fácil encontrar motivación para estudiar entre varios.

Otros usuarios del foro en el que postea Patrick compartieron otras experiencias menos edificantes sobre vivir solo. El poker online te obliga a sentarte ante el ordenador muchas horas y complica la interacción con otras personas. El ser humano es un animal social y, con los inevitables sinsabores que nos reserva la varianza acrecentando la presión psicológica, es fácil sentirse solo o deprimido. Aunque el Skype y el Whatsapp puedan parecer herramientas suficientes para mantener todos los pros de la convivvencia sin tener que sufrir sus contras.

Una vez decidido a compartir piso con otros jugadores, hay que decidir entre contactar con desconocidos o irse a vivir con amigos.

«Las razones por las que vivir con un desconocido puede ser un problema potencial son diversas y fáciles de ver. Trabajar en el mismo sitio en el que vives hace que sea muy fácil que la forma de ser de alguien te haga infeliz. Cualquier pequeña cosa puede ser una molestia, y muchas pequeñas molestias suman para convertirse en un serio problema. Pero vivir con alguien con el que te llevabas bien es aún un problema potencialmente más grave. Cuánto más tiempo pasas con alguien, es más fácil que llegues a ver lo peor de esa persona. Generalmente, las cosas empiezan de maravilla, pero se van deteriorando con el tiempo.»

Dejando a un lado los problemas de convivencia, que muchas veces solo dependen del nivel de tolerancia de cada uno, quizá el factor más importante a la hora de decidirse a compartir piso con amigos o desconocidos es el margen de mejora que puede tener tu juego. Es mucho más fácil adaptarse a un piso de grinders en el que tienes amigos, pero intentar ahorrarse el esfuerzo de acomodarse a la forma de ser de un desconocido tiene el grave peligro de estancarte en tu progresión. Por lógica, son muy pocos los que tienen la suerte de que sus amigos sean además unos de los mejores jugadores de poker del mundo.

Al final, en lo que todos coinciden es que lo que más ayuda a un jugador de poker a grindar y a seguir mejorando es tener un ambiente de trabajo y un espacio vital adecuados y saludables, y suficiente fuerza de voluntad como para gestionar tu tiempo de estudio, trabajo y tiempo libre de la mejor manera posible. Y para cortar de raí­z en el momento en que tus actuales circunstancias no te permiten hacerlo, por lo que sea, y buscarte un sitio más adecuado para cumplir el objetivo final, que es sacar el mayor rendimiento posible al momento álgido de tu carrera.

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