Un operador desconocido par el gran público, Poker King, puede presumir hoy en día de contar con el dúo de profesionales de mayor prestigio del poker mundial, después de lograr que Phil Ivey haya aceptado formar equipo con Tom Dwan para ser la imagen de la sala.
La metáfora futbolística con las viejas glorias que firman por un equipo de la liga china se escribe sola, pero no está de más recordar que no se ha visto reunión igual desde que «Isildur1», Gus Hansen y el propio Dwan completaron el trío de gala con el que Isai Scheinberg intentó reflotar el prestigio de Full Tilt Poker en 2012.
La brillantez del fichaje desvió nuestra atención del modo elegido para su presentación, una charla entre viejos compañeros y rivales, Ivey y Barry Greenstein, en la que el californiano repasa los últimos años de su carrera y cómo ha enfocado el necesario equilibrio entre la resistencia mental y física que requieren las exigentes sesiones en vivo contra los jugadores asiáticos, que son sus compañeros de partida más habituales en los últimos tiempos.
Los vídeos componen, por el momento, un cuarto de hora de una conversación guiada por dos experimentados jugadores que sacan temas no muy comunes en otro tipo de entrevistas. Siempre es interesante comprobar las ideas sobre el poker y la vida de estos jugadores, que lo han visto todo ya en la industria.
Greenstein abre fuerte: «La última vez que nos vimos, en Cabo, estabas en la mejor forma en la que te he visto en tu vida. Me dijiste que te ibas para Macau a jugar unas partidas privadas, y que cuando estuvieras asentado me llamarías. Aún estoy esperando la llamada».
Ivey calls: «Aún me estoy asentando«
Los temas de la charla fueron estos.
La salud mental
P: Yo, tengo que decirlo, me lo he pasado muy bien. Por eso, debo decir que he descuidado el tema de la salud mental. En el último año y medio sí que me he concentrado en mi salud mental, ser consciente, tener un estilo de vida más saludable, y he hecho meditación y yoga.
B: Mientras eras joven, todo lo que hacías se reduciía intentar ganar dinero. El poker, los negocios, eran todo tu interés.
P: Convertí el dinero en mi dios. Pensaba que con el dinero, un buen coche, un buen reloj, llegaría la felicidad. Pero lo consigues y te das cuenta de que eso no es lo que te hace feliz. Ha sido un viaje de la leche. Entiéndeme, no quiero decir que habría cambiado nada de lo que he hecho, no tengo remordimientos, pero he dado un gran cambio en el último año y medio y nunca he estado mejor.
Poker en Asia
P: He estado jugando en vivo, en Macao. No he aprendido nada de chino, me da vergí¼enza decirlo. Sé decir algunos tacos, que es lo que se oye más en la mesa.
Allí juegan partidas mucho más largas. Son más fuertes, aguantan más tiempo despiertos, y mantienen un nivel de juego sorprendente después de tantaas horas sin dormir. Es asombroso. De seis personas con las que te sientas, cinco se van a quedar tres días jugando.
B: En el poker, cuando he ganado más dinero, es porque yo estaba descansado y el resto no.
P: Pero esta entrevista no va sobre ti, ¿no?
Seguridad en el poker online
P: A mí me han engañado varias veces jugando en vivo. Incluso una vez me han robado a punta de pistola. En el poker online quedan los historiales, hay gente monitorizando las partidas.
Motivación
P: ¿Quieres que te diga algo que me motivó mucho? Una visita que te hice a tu casa en Palos Verdes. Debe ser la casa más grande que haya visto en mi vida.
B: Cuando tienes 20 o 30, tu agilidad mental es perfecta, pero a los 40, lo queiras admitir o no, las cosas se ralentizan un poco, y es la experiencia la que te ayuda a superarlo.
P: Tengo buenas noticias. Puedes recuperar esa agilidad a través de ejercicios, meditación y mucho trabajo. Ahora me siento más alerta que nunca.
Ser el mejor
P: Yo siempre he sido muy intenso. Sentía tanta necesidad de ganar que he prestado atención a cada mínimo detalle de cada partida. No me dí cuenta de lo mucho que me esforzaba hasta que llegué a una fase en mi juego en que perdí algo de esa intensidad, y me di cuenta de que la capacidad que tenía para captar el estado de la energía de mis rivales o su lenguaje corporal no era intuitiva, se debía a mi concentración.
Celebrar las victorias
P: Para mí, ganar un torneo era un alivio, nunca fue una alegría.
B: Es que parte de lo que te hizo grande es que siempre esperabas ganar.
P: Ya no quiero ser así. Ya no quiero que nunca nada me parezca suficiente. No puedo volver a pasarme 16 horas jugando a diario y no ser capaz de disfrutar de la partida porque todas mis expectativas son las de ganar y que solo con la victoria me pueda sentir aliviado. Ahora soy capaz de divertirme, pero porque persigo esa diversión.
Distinta personalidad en las mesa y en la vida real
B: La gente no sabe que con sus amigos más cercanos, Phil es un tipo muy divertido y muy abierto. La gente del poker solo conoce al Phil reservado del poker.
P: De lo que nadie se ha dado cuenta nunca es que eso era parte de mi estrategia. Cuando eres tan reservado y tan callado, incomodas a la gente. La gente que no está cómoda, juega peor.