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Cate Hall alienta la polémica acerca de los American Poker Awards y los rankings

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Cate Hall, que recogió el premio a la Mejor Jugadora del Año en la ceremonia de entrega de los American Poker Awards que tuvo lugar la pasada semana, ha sido la detonante de numerosas discusiones de alto calado alrededor de los premios.

Cuando decimos alto calado, nos referimos a que han suscitado intervenciones en las redes sociales de gente como Daniel Negreanu, Olivier Busquet, Vanessa Selbst y del propio responsable de la empresa organizadora, Alex Dreyfus.

El germen de las discusiones proviene del discurso de aceptación de Cate, que dijo aceptar el trofeo «como un premio de consolación».

«Estoy orgullosa de haber ganado este premio, pero creo que el concepto de jugadora del año no tiene sentido. Este año ha habido 77 hombres por delante de mí­ en los rankings, así­ que este premio es como un mensaje que dice de que no estoy preparada para competir con ellos».

Esta polémica en particular, la de la necesidad, o incluso la oportunidad de crear premios y torneos exclusivos para mujeres, no es nueva. La idea de que, como dijo la propia Cate Hall, «es absurdo crear distinciones en un juego mental», es lógica, racional, y muy acorde con el signo de los tiempos. Pero choca de frente con la realidad de que las mujeres son una comunidad minúscula dentro del poker, y que son necesarias medidas e incentivos, aunque sean tan contradicatorios como estos, si la intención última es que la mujer vaya tomando un papel cada vez más y más preponderante.

Sobre este último punto de vista basó Natasha Barbour-Mercier su respuesta a Cate Hall a través de Twitter. Nada impide la competición mixta en las normas del GPI, cualquier jugadora puede llegar a ser la número 1 del ránking. El reconocimiento a la Jugadora del Año es un pequeño extra muy apetecible, que muchí­simas jugadoras estarí­an encantadas de conseguir y que anima a más mujeres a entrar en el mundillo del poker.

En un tuit de respuesta a uno de sus seguidores, Natasha reconoció que estaba contenta de que existiera ese premio, ya que «no hay mujeres en los Super High Rollers, porque no tienen ninguna posibilidad de ganar». Y con eso, se ganó unas cuantas réplicas bastante airadas de la propia Hall y de Vanessa Selbst, una mujer que, ya que sale el tema, llegó a ser la número 1 de la clasificación de Player of The Year del GPI en 2014.

No, no, si tiene razón. Nunca he llegado a ser más que la cuarta del mundo porque me he tenido que saltar torneos cuando estaba de regla.

Como último recurso de defensa después de la tremenda metedura de pata, Natasha intentó desviar la atención, diciendo que toda discusión era inútil, solo la gente que juega los Super High Rollers tienen la oportunidad de ganar el GPI.

Queriendo apagar un fuego, la Barbour avivó otro. Mucho se ha criticado también la cantidad de puntos que daban los Super High Roller para la clasificación del GPI. Torneos que a menudo no llenan más de cuatro mesas, pero con premios millonarios. Se debí­a a que los premios tení­an un gran peso en el algoritmo que calcula las puntuaciones, sin ser convenientemente equilibrado por el buy-in del torneo.

Daniel Negreanu no se quiso meter en el tema de los premios exclusivos para mujeres, pero saltó a la palestra en cuanto la deriva de la conversación hacia el tema de los Super High Rollers le dio pie.

He estado leyendo «cositas» y creo firmemente que debe haber un prestigioso sistema de rankings en el GPI para torneos de 10.000$ o menos. Los Super High Rollers dominan de manera injusta.

Quizá sea por culpa de una mejorable estrategia de comunicación, pero poca gente sabe que el Global Poker Index ya se ha hecho eco de todas estas quejas, que era obvio que eran razonadas. Alex Dreyfus se dejó caer por las redes para recordárselo a Negreanu. Era evidente que los Super High Rollers adulteraban el ranking del GPI, y por eso, en enero de 2017 se ha empezado a aplicar un nuevo algoritmo, que busca equilibrar el terreno de juego para todos los usuarios del circuito internacional.

Ahora ningún torneo de menos de 32 participantes cuenta para los resultados de un jugador, y el número de participantes totales del torneo tiene una mayor importancia en la fórmula. Así­ se matan dos pájaros de un tiro, porque en los torneos multitudinarios tiene más dificultad lograr un gran resultado y, de paso, se introduce un factor directamente relacionado al buy-in del torneo -a menos precio, más gente sule jugar-, que era algo que antes quedaba totalmente ignorado.

¿Y que tal ha funcionado?

Pues, a primera vista, cumple su labor bastante mejor que el antiguo método. Entre las clasificaciones del 4 y del 11 de enero, en las que se pasó de aplicar la antigua ecuación a la actual, se produjeron cambios evidentes en la lí­nea que se buscaba.

Por ejemplo, entre los jugadores que más puestos perdieron están varios habituales de los High Rollers del Aria, y que nunca juegan otro tipo de torneos. Bill Klein pasó del puesto 276,… ¡al 1.759º!. Ali Fazeli, que ha conseguido varias victorias de cientos de miles de dólares, cayó del 81º al 796º, y un jugador como Brandon Steven, que recorre un poco más a menudo otros circuitos pero solo habí­a tenido actuaciones destacadas últimamente en los torneos más caros, bajó del 299º al 841º.

Por contra, un jugador relativamente desconocido como Joshua Jones, un verdadero grinder de los circuitos menores de Estados Unidos como el Mid-States Poker Tour, el Heartland Poker Tour o el WSOP Circuit, saltó del 787º al 281º. Un jugador más conocido por nuestros lectores, el búlgaro Simeon Naydenov, escaló del 466 al 298º, y eso sin sumar ningún resultado importante a sus logros en paralelos del EPT y Eureka Poker Tour.

Las crí­ticas a la fórmula del GPI probablemente se vayan apagando cuando se vaya haciendo más evidente el efecto de estos cambos, aunque también haya que tener en cuenta que conseguir la banca o los inversores para jugar el circuito de los SHRs debe tener algún significado en los rankings, y los grandes premios de estos torneos seguirán ayudando a que ciertos jugadores destaquen por encima del resto. Será cosa de seguir buscando el equilibrio, a gusto de todos, si eso es posible.

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