Ayer concluyó la aventura de Leo Margets en Supervivientes.
Fue expulsada del «palafito», una plataforma de reducidas dimensiones, colocada sobre el mar, en la que ha convivido durante la última semana con Rafa Lomana.
Leo tenía ganas de continuar, de seguir buscando sus límites físicos y psicológicos, pero la audiencia ha preferido sacarla del programa.
El sistema de votos «en positivo» la ha perjudicado, ya que era la concursante menos conocida por el gran público o la menos dada al espectáculo televisivo. Creo que si las votaciones hubiesen sido «en negativo», es decir, si los votos hubiesen servido para eliminar y no para salvar a concursantes, Leo seguiría allí. En todo caso, Leo, ¡felicidades!
La Team PokerStars Pro ha demostrado en todo momento ser una gran concursante. No se ha quejado de las penurias sufridas. Ha intentado trabajar, colaborar, conciliar, buscar soluciones a los problemas cotidianos, tanto de la superviviencia, como de la convivencia. No obstante, ello no ha sido suficiente para que pudiese continuar con su participación en Supervivientes.
El programa es, ante todo, un reality show, y Leo no daba «espectáculo». No ha entrado en las broncas, no ha dejado mostrar en público sus debilidades y ha intentado ser cabal en todo momento. Y eso no conmueve a las masas de espectadores de Telecinco.
En mi opinión, Supervivientes es más que un programa de supervivencia, una extensión tropical del Sálvame.
El reality comenzó con una audiencia baja para las expectativas de la cadena (21,4% de share el día de su estreno, 17 de marzo), por debajo de la serie Velvet de Antena3 (21,5%-). La audiencia cayó en picado el siguiente programa (17,8% el 24 de marzo) y Mediaset hubo de reaccionar potenciando en él los ingredientes habituales de sus programas de cotilleo: broncas, gritos, líos, cuernos, emociones «a flor de piel» y nuevos participantes con gancho para las personas que suelen ver el Sálvame diario o el Deluxe, como Amador Mohedano, el hermano de la gran Rocío Jurado y expareja de Rosa Benito -una de las colaboradoras que más juego dan en los programas «rosas» de la cadena-, o Carolina Sobe -una show woman, exconcursante de Gran Hermano-.
La apuesta le salió bien a Telecinco, ya que Supervivientes le recortó ventaja a Velvet, hasta casi equipararse con la fina serie de Antena3. No obstante, el programa ha perdido en gran medida su esencia original, dando cada vez más peso a los aspectos del corazón y las relaciones personales, y menos a las «minucias» de la supervivencia.
Tras ver todas las galas emitidas hasta ahora, creo que no hay duda de que la estrategia de «pan y circo» le está yendo bien a la cadena, pero no al programa. Personas que se han dedicado a trabajar, que se han esforzado por sobrevivir, por marcarse retos personales, como Leo Margets o Aran Aznar, ya están en España. Y otras, que se dedican a vaguear o a meter cicaña en el grupo siguen allí. Es una pena, pero la cadena y la audiencia mandan. Supervivientes es un espectáculo televisivo y no un programa de supervivencia. Lo que a la gente le interesa es ver si los concursantes se lían, si las parejas de los/las «supervivientes» les ponen los cuernos desde España o si las broncas descubren lo peor de las personas que están en Honduras.
Yo me siento hoy bastante defraudado. Creo que Leo no debería haber sido eliminada del concurso; más que nada, porque ella quería seguir luchando.
«Sálvame Supervivientes» no me interesa apenas nada. En su origen, el reality estaba orientado a enseñar al gran público qué hay que hacer para salir adelante en condiciones adversas. Ahora, es un gran circo mediático orientado a retroalimentar los distintos programas de Mediaset.
De todas formas, quiero concluir este artículo felicitándote, Leo. Creo que has hecho un papel muy digno en Supervivientes. Has dado una gran imagen y te mereces un descanso. Si el reality hubiese sido de supervivencia, habrías tenido muchas opciones de llegar lejos. No obstante, dado que es más un programa de entretenimiento, veo lógico que tu andadura haya terminado ya. Tu medio natural son los tapetes -virtuales o presenciales-, no los platós televisivos (sean en un estudio o en una isla caribeña). Te esperamos con los brazos abiertos.
VGG, Leo Margets! Welcome home!
Os dejamos con el vídeo de la eliminación de Leo:
