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Phil Galfond interviene en la discusión sobre el rake

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Ha hecho su aparición un nuevo personaje en el vodevil sobre la subida de rake del pasado año en Pokerstars.

Hasta ahora, hemos vivido sobre el escenario un tour de force de dos reyes del drama como son Daniel Negreanu y Doug Polk.

Negreanu esgrime ahora como defensa un blog que escribió hace un año, en el que defiende que una subida del rake tiene consecuencias positivas sobre el ecosistema, pero el que nunca llega a afirmar que subir el rake es bueno para los jugadores, supuesta frase por la que fue objeto de duras crí­ticas por el amarillista Polk, que cargó contra él por ser supuestamente una marioneta de sus amos, Amaya.

En un tono mucho más reposado y cerebral, Phil Galfond aprovecha que otros han reavivado las llamas para dar su punto de vista. Phil, que prepara el lanzamiento de su propia sala de poker, se calló en su dí­a para que los análisis sobre sus reflexiones no se vieran contaminados por un posible interés de dañar a la competencia. Luego se arrepintió de haber callado, pues siempre ha expuesto sus opiniones y cree que tiene bastante que aportar al tema.

En una primera lectura, Galfond parece defender la postura de Daniel Negreanu. Acepta sus argumentos y comprende tanto el contexto como el mensaje que Daniel quiere lanzar. Pero no está tan de acuerdo en sus conclusiones. Y mucho menos en la finalidad última que tuvo la subida de rake.

Daniel utiliza un ejemplo, el de un jugador recreacional que asiste a dos partidas de los mismos niveles pero con diferente rake. En la que tiene menos rake, este jugador se enfrenta a una mayorí­a de jugadores profesionales. Disfruta más en la más cara, donde juega con jugadores recreacionales como él, e incluso pierde menos dinero.

Su primera conclusión es que una partida con más rake es mejor para un recreacional que una partida contra pros. Según él, los jugadores profesionales que pelan a los recreacionales causan más abandonos de jugadores que el rake. Para el profesional, el enemigo número uno es el rake, pero para el recreacional no iene por qué serlo.

Hasta ahí­, puede gustar más o menos, pero hay que admitir que el caso puede ser verosí­mil y se puede dar el caso de que las cuentas salgan.

Pero luego ahonda más en su defensa sobre la polí­tica de recompensas de Amaya y extrae una nueva conclusión. No tiene lógica que los bonos y el rakeback vayan a parar a los jugadores profesionales, sino que deberí­an ir a parar a los recreacionales.

Y aquí­ es donde Galfond piensa que Negreanu pierde la batalla dialéctica.

Galfond -y todo el que tenga dos ojos en la cara- observa cómo los privilegios que se le han quitado a los pros mediante el recorte del sistema VIP y cómo los beneficios de la subida del rake van a parar a un solo sitio: los bolsillos de accionistas de Amaya. Los jugadores recreacionales no han visto aumentadas sus recompensas. Las han visto recortadas en la misma medida que los profesionales, y sus mesas siguen siendo las que pagan un rake más alto.

Además, el ejemplo que pone Daniel contiene un problema de base: no siempre hay otra partida al otro lado de la calle que permita que los jugadores escojan. Por tanto, los jugadores recreacionales acaban pagando más rake y se siguen enfrentando a jugadores profesionales.

Pongamos por un momento que sí­, que Amaya ha pensado en las diferentes alternativas que ha desplegado Negreanu en su blog y que están dispuestos a proveer a los jugadores recreacionales de un ecosistema libre de pros. que ese es el fin de todas esas medidas que han ido tomando desde que se han hecho con la sala. En este caso hay dos posibles finales.

  • Run it Once, partypoker y otras salas que pretenden acoger a los profesionales consiguen ofrecer partidas batibles con precios ajustados. Todo el mundo puede escoger qué prefiere: intentar ganar en otras salas, o pasar un rato divertido en Pokerstars, en un juego que ya no es poker sino otro juego de casino que es EV- para el jugador.
  • Run it Once, partypoker y otras salas que pretenden acoger a los profesionales no consiguen ofrecer partidas batibles con precios ajustados y tienen que cerrar. A quien no le guste lo que ofrece Pokerstars se queda sin nada qué hacer. El poker online se muere.

Galfond piensa que la segunda opción es la que pretende Amaya. Y en la que cree Daniel, aunque no quizá por las mismas razones. Pero no lo podemos saber porque Daniel se niega a profundizar en su opinión sobre las verdaderas razones que tiene Amaya para subir el rake (si es realmente para proteger al recreacional o porque piensa que no hay otro futuro para el poker online que convertirse en otro juego de casino), y tampoco dice a las claras si piensa que la alternativa, las salas que mantienen la idea de un poker online competitivo y abierto a jugadores ganadores, es viable.

Y eso es muy importante, pues uno no puede erigirse en adalid de la comunidad de jugadores de poker y, a la vez, aplaudir que el poker pierda su esencia como juego y se convierta en otra ruleta u otro blackjack en el que solo puede ganar la casa.

Galfond cree que el poker online es viable, que hay muchos jugadores que piensan en el poker como un juego en el que la habilidad y la competición son ingredientes fundamentales que deben tener recompensa, y que no a todos los recreacionales se les puede meter en el saco de la gente que está contenta con pasar un rato divertido sin ninguna oportunidad de ganar. Y en ese contexto, una subida del rake y un recorte del sistema VIP no es bueno para nadie.