Inicio European Poker Tour (EPT) Pokerstars decreta la muerte del PCA Bahamas

Pokerstars decreta la muerte del PCA Bahamas

900

El Caribe fue, para los primeros encargados de promocionar el poker online, la primera opción; el escenario ideal en el que representar fí­sicamente el sueño de todo jugador de poker, que es vivir a todo trapo ganando premios asombrosos en los lugares más exóticos del planeta.

Sinónimo de lujo y paraí­so, no existe mayor contraste que el que puede haber entre un despacho o la habitación de un grinder online y las paradisí­acas playas de los paí­ses que baña el mar de los piratas.

Tení­a truco, también. Los vuelos desde Florida hasta los paí­ses angloparlantes del Caribe duran 45 minutos, a lo sumo, y llevando los torneos hasta allí­ se podí­an saltar un montón de leyes estadounidenses. En especial la de la minorí­a de edad de 21 años para entrar en los casinos y consumir alcohol. Habí­a muchos clientes que estaban deseando aprovechar esa circunstancia entre la nueva hornada que se sumó al boom del poker en la época de Moneymaker.

Partypoker, en los años que era la sala más importante del planeta, estrenó la publicidad de arena y palmeras con la edición del primer «Partypoker Million», un torneo con un garantizado por aquel entonces gigantesco. Se celebró en un crucero que recorrió la Riviera Maya.

La segunda singladura del crucero del millón fue incluida en la primera temporada del World Poker Tour, el nuevo circuito internacional de poker en vivo de Partypoker. Los torneos en el Caribe eran facilí­simos de vender, y en la segunda temporada del WPT, además de barco -patrocinado esta vez por Pokerstars-, hubo un nuevo torneo en Aruba.

Este lo patrocinaba UltimateBet. Era un concepto curioso, que ahora nos recuerda al del Triton Million. Por un lado, 100 amateurs se eliminaron hasta nombrar un campeón. Lo mismo hicieron 100 pros. Hubo un cara a cara final, en el que el representante de los grinders online, Juha Helppi, destruyó al live pro, Phil Gordon. El Aruba Poker Classic sobrevivió hasta 2010.

Bahamas, en particular, empezó a acoger torneos patrocinados por salas online ese mismo año, con el primer evento organizado por una de las salas potentes de la época, Paradise Poker. La organización eligió el Atlantis Resort, un acierto, pero ni logró cerrar un acuerdo de retransmisión con ninguna televisión ni consiguió que se comprometiera ninguno de los pros más conocidos del momento.

Casi no se celebra, pero la semana del torneo llegaron al Atlantis un montón de grinders online que casi no habí­an jugado en vivo, y si lo habí­an hecho, nunca habí­an pagado nada remotamente parecido a los 5.000$ que valí­a la entrada del «Conquest of Paradise Island». Allí­ estaban Andrew Robl, Tom Dwan, David Benefield, Kevin Boudreau, Peter Jetten,… Esa fue la generación que descubrió el poker en vivo en el Atlantis. Hoy serí­a el field de un SHR pero de aquella el único que se podí­a permitir la entrada con suficiencia era «durrrr».

Ah, por cierto, ese torneo que Pokerstars organizó en un barco en 2004 para el WPT y mencionamos de pasada lo ganó Gus Hansen. Se dio a conocer a los televidentes como la Pokerstars Caribbean Adventure. Habí­a nacido la PCA.

El desembarco de la PCA se produjo en 2005 y fue a tocar tierra en el Atlantis Resorts que tanto habí­an disfrutado los grinders online. Su crecimiento fue meteórico y exponencial hasta finales de la década, cuando encadenaron dos ediciones seguidas con más de 1.500 registros y entregaron un premio de 3.000.000$, el de Poorya Nazari.

El Black Friday se cobró una cuota muy importante de los fields de años posteriores, pero hubo otro par de factores que le empezaron a restar atractivo a la PCA Bahamas. Los precios del alojamiento y manutención aumentaron notablemente. Las Aduanas de EE.UU. empezaron a prestar especial atención a esos jóvenes viajeros que estrenaban el año en un lujoso resort del Caribe. Los viajeros tení­an prohibido mover más de 10.000$ en efectivo por la frontera, y varios centenares de los premios de la PCA, los de los paralelos incluidos, sobrepasaban con creces esa cantidad.

Año tras año, la policí­a de Nassau y los agentes de aduanas estadounidenses han pugnado por confiscar parte del dinero que se jugaba en la PCA. Algunos jugadores vivieron verdaderas pesadillas por culpa de su codicia.

El mercado norteamericano también se aburrió de esperar un retorno del poker online a nivel federal que permitiera repoblar el field con clasificados por satélite, y ya no hubo manera de taponar una sangrí­a que encogió las cifras del evento principal hasta los 582 participantes de 2018.

El PSPC insufló nueva vida al torneo, pero con todo y con eso, no se logró recuperar el nivel de los 900 participantes. Al presentar el nuevo PSPC y anunciar que se iba a celebrar en Barcelona, Eric Hollreiser no hací­a sino escribir las primeras lí­neas del epitafio de la PCA.

«No es ningún secreto que después de 15 existosas ediciones, la PCA ha ido perdiendo inercia. Se han ido incrementando las quejas de los jugadores por su localización. Por tanto, no volveremos a Paradise Island en 2020. PokerStars y nuestros jugadores hemos vivido grandes momentos en el Atlantis Resort & Casino de Bahamas, y guardaremos recuerdos preciosos de la apertura del año en la PCA. Nuestros informes y las sugerencias de los jugadores nos han mostrado, sin embargo, que es la hora de dar un cambio y darle a nuestros jugadores lo que piden

Bahamas seguirá siendo un destino de poker privilegiado, y ha encontrado hueco en otros circuitos como la Caribbean Poker Party, con los MILLIONS World.

No impide que nos entristezca leer cómo desaparece uno de los más longevos sí­mbolos del poker, en el que obtuvieron algunas de sus mejores victorias jugadores tan importantes como Bertrand Grospellier, Dominik Panka, Galen Hall, Vanessa Selbst, Viktor Blom, Scott Seiver y tantos y tantos otrosque han estado o siguen estando considerados como la élite del poker mundial.

*Los datos sobre la PCA se han tomado de un artí­culo de Pokernews, y la historia de la expansión de las salas online en el Caribe está construida alrededor del relato del libro «Ship It Holla Ballas!: How a Bunch of 19-Year-Old College Dropouts Used the Internet to Become Poker’s Loudest, Craziest, and Richest Crew».

Artículo anteriorLa ausencia de FTs arroja una sombra sobre los grandes resultados hispanos en el WCOOP
Artículo siguienteCary Katz se mantiene erguido tras el patinazo de la Super High Roller Bowl de Londres